Según definición de la Organización Mundial de la Salud: “la infección por el VIH ataca el sistema inmunitario, y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) es la fase más avanzada de la enfermedad”, y es que, para enero de 2024, el informe de ONUSIDA indicaba que 39,9 millones de personas vivían con VIH alrededor del mundo y 5,4 millones de ellas no sabían que padecían el virus, un dato alarmante dado el conocimiento y acceso a herramientas de prevención que se supone deberían estar al alcance de todos en la actualidad.
En datos de la cuenta de alto costo, en Colombia finalizando el 2023, la cifra se acercaba a los 166.496 casos reportados, de los cuales el 78,48% corresponde a hombres y el 21,48% a mujeres; en cuanto a las zonas del país con mayor número de diagnosticados el listado lo encabeza Bogotá con 37.233 (22,51%), Antioquia con 29.688 (17,95%), Valle del Cauca 20.060 (12,13%), Atlántico con 10.249 (6,22%), Santander con 6.301 (3,81%), Norte de Santander con 4.906 (2,97%) y Casanare con 986 (0,60%) y las principales ciudades de la Costa Atlántica (Barranquilla, Santa Martha y Cartagena).
Cifras que aún hoy, reflejan el desafío que enfrentan los sistemas de salud en acciones de pedagogía que logren vislumbrar los beneficios de lograr un diagnóstico en fase temprana para así tener un tratamiento adecuado y una mejor calidad de vida.
El próximo 1 de diciembre se conmemora el día mundial del Sida, que para este año busca generar reflexión sobre los derechos y la importancia de estos en las acciones que se emprenden para disminuir los índices de contagio de la enfermedad en el mundo, así lo ha hecho saber ONUSIDA al respecto, “con los derechos humanos en el centro, con las comunidades a la cabeza, el mundo puede acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública para 2030”.
“En salud pública son muchos los desafíos que se enfrentan en cuanto al manejo de la infección por VIH, no solo en Colombia sino en el mundo, pero particularmente lograr que se derriben las barreras y tengamos acceso más fácil y oportuno al diagnóstico es uno de ellos, la fase en la que es diagnosticada la enfermedad influye considerablemente en la calidad de vida de los pacientes y sus familias, por esto, lograr que alguien pueda hacerse un auto test en casa y pueda activar la ruta de acompañamiento es un avance gigante para el país”, indicó la Médico Mónica Mantilla, especialista en VIH de la IPS Virrey Solís.
En Colombia, desde este año se encuentra disponible una prueba rápida con la que se busca que, una vez identificado el riesgo, se pueda establecer un contagio en su fase inicial. Este método diagnóstico en el que las personas recogen su propia muestra de saliva en un recipiente pequeño que la analiza en completa autonomía y privacidad del usuario, y que busca descentralizar los servicios de VIH y derribar mitos y barreras de acceso a quienes han podido estar expuestos al virus. En caso de que el resultado sea positivo, pueden recibir acompañamiento y asesoría para activar la ruta de atención correspondiente.
Esta prueba puede realizarse tomando una muestra hisopada de mucosa oral o saliva y, con una sensibilidad superior al 99%, los resultados se ven en tan solo 20 minutos.
“Estamos convencidos que el trabajo que debemos realizar desde múltiples sectores para desmitificar la toma de la prueba de VIH debe seguir retando la innovación y la tecnología médica, este autotest es la respuesta a un mundo que no deja de enfrentar desafíos, que está mediada por la inmediatez, pero que hoy más que nunca, requiere de la privacidad para tomarse en serio la protección y detección temprana del VIH, no solo en Colombia sino en el mundo entero. Poder tomar una prueba rápida desde la comodidad de la casa nos permitirá cambiar las estadísticas” expresó Miguel Fajardo, Gerente Nacional de la Unidad de Alto Costo de Laboratorios Richmond Colombia.
En cuanto a los costos que implica para el país el diagnóstico, prevención y atención de los pacientes con VIH tenemos que para el 2023 se invirtieron 659.000 millones de pesos, aproximadamente 165 millones de dólares en la lucha contra el VIH, lo que equivale al 2.1% del presupuesto total en salud, lo cual implica que en los últimos 10 años ha crecido un 47,69%.
De este valor, el 21% se ha destinado a campañas preventivas y el 79% para atención de pacientes ya diagnosticados, disminuyendo para prevención la inversión en un 3,9% con respecto a años anteriores, y a la fecha, el rango de presupuesto estimado por paciente está entre $1.910.000 y $6.000.000 según el grado de adherencia y complicaciones de su condición médica.