En el barrio Aures Dos de Suba, en la dirección calle 131#109-21. Los vecinos han alzado la voz ante una situación que se ha vuelto insostenible. Desde hace más de diez años, una casa abandonada se ha convertido en un vertedero de basuras y escombros, generando un ambiente insalubre que afecta a toda la comunidad. La acumulación de desechos no solo es un problema estético, sino también una amenaza para la salud pública.
Los residentes han compartido su frustración al ver cómo el lugar se transforma en un foco de malos olores y una atracción para gallinazos, que merodean por el área en busca de alimento. “Es imposible abrir las ventanas, el olor es insoportable”, comenta doña Marta, una vecina que ha vivido en Aures Dos durante más de dos décadas. Su historia resuena con muchos otros que sienten que su calidad de vida se ha visto comprometida.
A pesar de las numerosas denuncias realizadas a las autoridades locales, la situación parece no tener solución a la vista. Los vecinos han intentado comunicarse con la Secretaría de Ambiente y otras entidades, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido en vano. “Nos sentimos abandonados, como si nuestras voces no importaran”, expresa Juan, un joven del barrio que ha tomado la iniciativa de organizar a sus vecinos para buscar respuestas.
La presencia de animales carroñeros también ha generado preocupación entre los habitantes. Además de los gallinazos, se han reportado ratas y otros roedores que amenazan la seguridad alimentaria de las familias cercanas. “No sabemos qué más hacer. Solo queremos vivir en un lugar limpio y seguro”, añade Ana, madre de dos pequeños que juegan en el parque cercano.
La comunidad ha decidido tomar cartas en el asunto y ha comenzado a realizar limpiezas espontáneas alrededor de la casa afectada. Sin embargo, estas acciones son solo un parche temporal ante un problema estructural que requiere atención urgente. “Es triste tener que limpiar lo que debería ser responsabilidad de las autoridades”, lamenta Carlos, un líder comunitario que busca soluciones a largo plazo.
Los habitantes de Aures Dos esperan que su situación no caiga en el olvido y que las entidades competentes finalmente tomen medidas para erradicar este foco de contaminación. La lucha por un barrio más limpio y saludable continúa, con la esperanza de que su clamor sea escuchado y se actúe antes de que sea demasiado tarde.