Residentes del sector de Colina Campestre, al noroccidente de Bogotá, han expresado su profunda preocupación y creciente malestar ante el notable aumento y la proliferación de vendedores informales en sus calles y zonas verdes. La comunidad asegura que esta situación ha generado un deterioro significativo en la calidad de vida, impactando directamente en la seguridad, la salubridad y el paisaje urbano de la zona.
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Según testimonios de varios vecinos, la presencia de estos comerciantes ambulantes, que antes era esporádica, ahora es una constante en puntos estratégicos del barrio, incluyendo parques y andenes cercanos a zonas residenciales. «Esto se nos salió de las manos. Antes veíamos uno que otro, pero ahora hay carretas de comida, puestos de ropa y hasta ventas de artículos varios por todas partes», afirmó Clara Sanabria, residente de Colina Campestre desde hace más de 15 años.
Inseguridad, Basuras y Contaminación Visual: Las Principales Quejas
La principal preocupación de los habitantes radica en el presunto incremento de la inseguridad. Varios residentes reportan haber sido víctimas o testigos de robos y situaciones sospechosas que, según ellos, coinciden con el aumento de la población flotante en el sector. «Desde que hay más ventas ambulantes, la gente que no es del barrio ronda más y los robos han aumentado. Ya uno no se siente tranquilo ni saliendo a caminar», comentó un residente que prefirió mantener su anonimato por temor a represalias.
Además de la seguridad, la comunidad denuncia un problema creciente de acumulación de basuras. Los desechos generados por la actividad comercial informal, como empaques de alimentos, plásticos y restos de productos, son abandonados en el espacio público, creando focos de insalubridad y atrayendo plagas. «Los fines de semana esto se vuelve un chiquero. Dejan la basura tirada por todas partes y los contenedores no dan abasto», señaló Pedro Gómez, quien vive cerca de un parque frecuentado por vendedores.
Finalmente, la contaminación visual es otra queja recurrente. La instalación improvisada de toldos, carpas y exhibidores altera la estética de un barrio que se caracteriza por sus amplias zonas verdes y su diseño urbanístico. «Colina Campestre siempre ha sido un sector bonito, con jardines y espacios agradables. Ahora parece un mercado persa, con la cantidad de puestos y letreros por todo lado», lamentó Sanabria.
Los residentes hacen un llamado urgente a las autoridades locales, incluyendo a la Alcaldía Mayor de Bogotá y a la Policía Metropolitana, para que tomen medidas efectivas que permitan regular la situación y garantizar la tranquilidad y el bienestar de la comunidad.
