En una nueva apuesta por fortalecer la economía rural y apoyar a las comunidades campesinas, el Gobierno Nacional anunció que 997 pequeños productores del Catatumbo accedieron a seguros agropecuarios subsidiados. Esta medida busca proteger sus cultivos y emprendimientos agroindustriales frente a eventos climáticos adversos y otros riesgos que afectan constantemente la región.

La iniciativa fue liderada por el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), en alianza con la Consejería Presidencial para las Regiones y el Ministerio de Agricultura. El programa no solo garantiza protección, sino que también abre una puerta al crecimiento económico sostenible en una zona históricamente golpeada por la violencia y el abandono estatal.
Estos seguros cubren actividades productivas en los municipios de Tibú, El Tarra, Teorama, Sardinata, La Playa y Hacarí, entre otros. Allí, los agricultores trabajan en proyectos que incluyen la producción de cacao, café, aguacate, palma y otros cultivos estratégicos para el desarrollo de la región. El subsidio, que puede cubrir hasta el 80% del valor del seguro, reduce significativamente los costos para los productores.
Más que Protección, Acceso a Oportunidades en el Campo
Además de brindar cobertura ante pérdidas, esta política también fomenta el acceso a créditos rurales, ya que contar con un seguro mejora el perfil financiero de los campesinos ante entidades bancarias. Esto significa que los productores tienen más herramientas para invertir en sus fincas, modernizar procesos y aumentar su productividad sin temer por los riesgos que antes los dejaban en la ruina.
Durante la jornada de socialización de los seguros en Tibú, se hizo hincapié en que este tipo de iniciativas responden a un modelo de gobierno que busca estar más cerca de las regiones, escuchando directamente a los agricultores y respondiendo a sus necesidades. El Catatumbo es una de las regiones priorizadas dentro de la estrategia de desarrollo rural con enfoque territorial.
Con este paso, el Gobierno reafirma su compromiso con el campo colombiano, apostando por el bienestar y la seguridad económica de quienes labran la tierra. La esperanza, sembrada con trabajo y ahora respaldada con protección, empieza a dar frutos en el Catatumbo.