Atlético Nacional vivió una noche agridulce en el estadio Atanasio Girardot. Con un juego ofensivo y el apoyo incondicional de su hinchada, el equipo paisa superó en varios pasajes a Sao Paulo, pero la falta de puntería, en especial de Edwin Cardona, les pasó factura. El volante tuvo una noche para el olvido al errar dos penales, dejando la serie abierta tras un empate 0-0 que obliga a buscar la clasificación en el imponente Morumbí.

Desde el arranque, los verdolagas salieron decididos a imponer condiciones. La intensidad y el empuje de la tribuna les dieron el impulso para arrinconar a los paulistas. La presión rindió frutos temprano, y a los 14 minutos el árbitro sancionó un penalti que ilusionaba a toda la hinchada con abrir el marcador y encaminar la victoria.
Cardona, el héroe que no fue
El cobro quedó en los pies de Edwin Cardona, pero el desenlace no fue el esperado. El volante intentó colocar el balón al rincón, sin embargo, la ejecución fue defectuosa y la pelota terminó desviada. El golpe anímico se sintió en el campo y Sao Paulo aprovechó para reorganizarse, aunque sin generar un peligro real sobre el arco de Nacional.
Con el paso de los minutos, el partido se equilibró. Los brasileños ajustaron líneas y Nacional tuvo que redoblar esfuerzos para recuperar el ritmo inicial. Así, la primera mitad terminó sin goles, en un duelo que alternó dominio, pero careció de claridad en la definición.
En el segundo tiempo, Nacional volvió a encender motores. Cardona, buscando redención, estuvo cerca de marcar con un potente disparo que se fue besando el palo derecho. La velocidad de Marlos Moreno también encendió a la tribuna, y a los 56 minutos estuvo a punto de romper el cero, pero su remate se estrelló contra el poste, ahogando el grito de gol.
El Morumbí decidirá: Nacional se jugará su futuro en Brasil.
La insistencia verdolaga tuvo premio en forma de otro penalti al minuto 68, tras una falta de Nahuel Ferraresi sobre Alfredo Morelos. De nuevo, Cardona tomó la responsabilidad, decidido a quitarse la espina. Sin embargo, la noche parecía escrita en su contra: Rafael, arquero paulista, adivinó el cobro y lo atajó, desatando la frustración en las tribunas.
Los dirigidos por el técnico colombiano siguieron buscando con más corazón que precisión. Las oportunidades claras se multiplicaron, pero ninguna encontró destino de red. Sao Paulo, consciente del daño que podía recibir, cerró filas y resistió, apostando a definir la serie en casa.
Al final, el 0-0 dejó un sabor amargo en Medellín. Nacional tuvo las chances más claras, pero no las concretó. El próximo 19 de agosto, en el mítico Morumbí, deberán afrontar un reto mayúsculo: vencer a un Sao Paulo que se siente cómodo en su territorio y que ahora tiene la ventaja psicológica en la llave por un cupo a los cuartos de final de la Copa.








