En un enérgico debate de control político, el concejal Rolando González lanzó una seria advertencia sobre el riesgo de seguridad que representa el uso desregulado de pipetas de gas en el espacio público de Bogotá. El cabildante vinculó directamente este «peligro silencioso» al crecimiento de la informalidad laboral, urgiendo a las autoridades a establecer protocolos estrictos para prevenir tragedias.
González expuso la contundente realidad de la informalidad capitalina, destacando que en la ciudad operan más de 587 mil micronegocios, dando empleo a 825 mil personas. De esta cifra, 147 mil micronegocios se crearon por falta de otras alternativas de ingreso, y 76 mil funcionan en la calle.
La Reducción de Ayudas Monetarias como Catalizador
El concejal subrayó una correlación preocupante: la caída en la entrega de ayudas monetarias a la población vulnerable. Según cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico, el número de beneficiarios mayores de 15 años se redujo un 35% entre 2022 y 2024. Solo entre 2023 y 2024, la disminución fue del 16,8% (de 216 mil a 180 mil personas).
Este drástico recorte, advirtió González, pudo haber empujado a una parte de esta población hacia el trabajo informal como única alternativa de subsistencia. «Muchas de estas personas llegan a trabajar al espacio público para desarrollar su labor y poder sustentar un ingreso», expresó el cabildante.
El registro de vendedores informales (HEMI) refleja esta situación: hay 90 mil vendedores inscritos, de los cuales 15 mil se dedican a la venta de alimentos preparados y 9 mil a bebidas calientes.
1. El Riesgo Oculto en las Calles
2. El aumento de vendedores de alimentos ha disparado el uso de pipetas de gas en el espacio público, 3.utilizadas por cerca de la mitad de estos comerciantes para cocinar y calentar sus productos.
González manifestó su preocupación por la falta de una regulación clara que ponga límites a esta práctica. “Las pipetas de gas son accesibles y económicas, pero su manipulación inadecuada en entornos no controlados puede generar accidentes o emergencias graves”, señaló.
El punto más crítico para el concejal es la ambigüedad legal ante una posible emergencia: “Lo más grave es que, en caso de una tragedia, no se sabe quién es el doliente, esto por falta de una legislación que venga de la CREG, que indique cuál es el manejo que deben recibir estos aparatos en el espacio público”.
Llamado a la Regulación y la Formalidad
Aunque el IPES ha realizado más de 252 jornadas de sensibilización sobre los protocolos para el uso del espacio público, el concejal propuso ir más allá y crear una ruta de articulación para asegurar que las medidas se cumplan después de la capacitación.
González fue enfático al aclarar que su debate no busca «criminalizar la informalidad ni desalojar el espacio público sin alternativas». Por el contrario, su llamado es a las autoridades locales y distritales para:
-Establecer una hoja de ruta con mayor rigor sobre el uso de pipetas en el espacio público. Regular su utilización de forma segura.
-Crear espacios de transición hacia la formalidad, donde estas actividades puedan realizarse bajo normas mínimas de salubridad y seguridad.
El cabildante concluyó exhortando la necesidad de aplicar medidas más estrictas de seguridad relacionadas con el almacenamiento, manipulación y protocolos de emergencia para el manejo de estos dispositivos, antes de que ocurra una lamentable tragedia.
