Cansados y al límite de la paciencia, los vecinos del barrio Villa Cindy, en la localidad de Suba, están diciendo ¡basta! El motivo de su malestar es un bar ubicado en la Carrera 158b No. 137-22, que desde hace meses ha convertido sus noches en una verdadera pesadilla. Lo que debería ser un espacio para el descanso, se ha transformado en un tormento diario por culpa del ruido incesante.
El problema, según los residentes, no es solo que haya música: es que el volumen es tan alto que las paredes y los vidrios literalmente vibran. “Los vidrios de nuestras casas tiemblan por los altos decibeles de la música”, asegura una habitante del sector. “Esto no es vivir, esto es sobrevivir al ruido”. La comunidad denuncia que el bar opera con música estruendosa desde la 1 de la tarde hasta las 3 de la madrugada.
“Es imposible vivir así”, afirma una vecina, visiblemente afectada, que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias. Como muchos, ha tenido que modificar su rutina: dormir con audífonos, poner toallas en las ventanas o incluso pasar algunas noches fuera de casa. Trabajar desde el hogar, estudiar o simplemente compartir una comida en familia se ha vuelto casi imposible.
La comunidad ya ha presentado quejas ante las autoridades locales, pero hasta el momento no han recibido una respuesta efectiva. “Hemos llamado a la policía, a la alcaldía, a todos los entes posibles, y solo nos dicen que ‘están revisando’, comenta otro vecino. La sensación de abandono por parte de las instituciones es otro de los dolores que carga esta comunidad.
Los vecinos no se oponen a que existan espacios de entretenimiento en su barrio, pero piden que se respeten las normas de convivencia y los límites permitidos de ruido. “No estamos en contra de nadie, pero lo que queremos es poder descansar, que se respete nuestro derecho a la tranquilidad”, dicen con frustración.
Por ahora, la protesta se mantiene viva entre reuniones vecinales, cartas firmadas y publicaciones en redes sociales. Lo que más desean los residentes de Villa Cindy es algo muy simple: volver a dormir en paz. Mientras eso no ocurra, seguirán alzando la voz por el derecho a vivir con dignidad en su propio hogar.
