El profesor Juan de la Cruz Jiménez ha dedicado sus últimos años a investigar problemas relacionados con el maltrato y el acoso en entornos escolares. Producto de su trabajo escribió un libro llamado ‘Bullyng, sentimientos y sensaciones’. Hablamos con él acerca de la complejidad de este problema y cómo enfrentarlo.
El maestro Juan es docente del colegio Carlos Alban Holguín, ubicado en la localidad de Bosa. Se dedica a la enseñanza desde que tenía 18 años porque, según él, es un convencido del poder transformador de la educación. Su formación académica así lo comprueba.
Es Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en Docencia Universitaria, magíster en Educación y Doctor en Educación. Hace 21 años es profesor del Distrito y hoy es amigo de todos sus estudiantes, con quienes hace chistes, comparte, aprende y es feliz gracias a lo que hace.
¿Por qué empezó a investigar acerca del bullying?
En el año 2005 estudié una maestría en la Universidad Pedagógica y por buen rendimiento me gané un curso con la Universidad de Granada en España. En ese curso escuché por primera vez el concepto de bullying. Su definición me llamó la atención y fue en ese momento cuando empecé a investigar acerca del tema.
¿Por qué ocurre el bullying y qué consecuencias trae para la persona que lo sufre?
Alguna veces ocurre por presión de grupo y otra veces por ignorancia. Algunos estudiantes desconocen el daño irreparable que hace este tipo de acciones en los otros. En lo psicológico las víctimas de bullying sufren de ansiedad, trastornos en el sueño y en la personalidad y baja autoestima. En lo físico los daños que se pueden ver en el cuerpo.
Aquellas personas interesadas en leer el libro, pueden hacerlo aquí: ‘Bullying, sentimientos y sensaciones’
¿Qué consecuencias el bulying en el entorno educativo?
Lo que más se genera es un bajo rendimiento académico. Se vuelven colegios con problemas de convivencia social donde las manifestaciones de violencia se normalizan y en muchos casos la institución no sabe cómo enfrentar este fenómeno.
¿Cómo pueden identificar las familias y los colegios que un estudiante está siendo víctima de bullying? ¿Cuáles son esas señales que hay que tener en cuenta?
Una niña o niño víctima de bullying siempre es callado y manifiesta tristeza o en algunos casos odio, estas son las emociones más frecuentes. Una familia sabe que a su hijo le hacen bullying cuando los objetos escolares desaparecen o aparecen destruidos o cuando el niño tiene moretones o golpes.
¿Qué debe hacer una familia que sepa que su hijo o hija es víctima o victimario de bullying?
Lo primero es tener claro que las familias deben romper con el circulo de la violencia. Muchas situaciones de bullying se forman en la casa. Cuando una madre o padre de familia maltrata al estudiante se fomenta una persona violenta. Este fenómeno se reproduce en la escuela a tal punto que los niños, o se vuelven víctimas o victimarios, es decir, toman una conducta de agresión hacia sus compañeros, o se retraen y permiten la violencia.
En el caso de las víctimas, la familia debe ganarse la confianza de los niños. Un estudiante que es capaz de contar lo que le pasa tiene resuelto el problema del bullying por lo menos en el 90 %, porque así su acudiente puede tomar acciones y empezar un proceso.
En el caso del victimario es fundamental fortalecer la empatía desde casa. Que se ponga en los zapatos de su compañero y entienda sus emociones y sentimientos. Pero eso se logra con afecto y no con rejo.
¿Cómo abordar los casos de bullying en las instituciones educativas? ¿Cuáles son esos procesos y protocolos que se deben seguir?
Hay una ruta que la creó la Ley 1620 y tiene cuatro componentes: promoción, atención, prevención y seguimiento. En primer lugar, un colegio que previene estos fenómenos va un paso adelante.
Ya cuando se detectan casos de bullying, lo ideal es seguir un protocolo: lo primero es que víctima y victimario se reúnan con un mediador y cada uno cuente su versión. Ahí es clave que la víctima tenga la fortaleza para expresar cómo se ha sentido. El objetivo es que el victimario escuche el relato y pueda reflexionar acerca de su comportamiento.
Luego viene una etapa de reparación en la que se involucran las dos familias con el fin de que cese el problema, porque la idea no es que las niñas y niños dejen de estudiar, sino que puedan convivir en armonía. No hay nada más transformador que el testimonio del otro.
¿Y cómo prevenir el bullying en los colegios?
Cada contexto es diferente. Como los colegios son diferentes y tienen una realidad distinta lo primero que hay que hacer es investigar para hacer un diagnóstico acerca de los tipos de violencia o maltrato están ocurriendo.
Luego de la caracterización hay que hacer un proyecto de intervención, que es donde viene la prevención. Se pueden hacer campañas de prevención donde se le deje claro a la comunidad que ese tipo de acciones no son permitidas. Una vez se hace todo este proceso el colegio va entrando en una dinámica que transforma su cultura desde el lenguaje y desde la acción.
Fueron muchos meses en los que los estudiantes no asistieron al colegio y estuvieron en casa producto del coronavirus. ¿Cómo deberían abordar los diferentes colegios de Bogotá los casos de bullying en este momento de pospandemia?
Ya existe una política pública frente a los casos de bullying y a los derechos sexuales y reproductivos. Lo que necesitamos es que en las instituciones se materialice esa política. Para ello, se debería crear un presupuesto directamente enfocado al tema de convivencia. Algunas personas creen que los problemas convivenciales se solucionan con una izada de bandera, pero no, son un conjunto de actividades que se deben realizar a lo largo del año para formar a estudiantes con el fin de que puedan convivir en medio de la diferencia, y todo eso requiere dinero e inversión.
Los profesores hacemos lo que podemos desde nuestra clase y desde nuestras iniciativas, pero no es suficiente. Hay que destinar un presupuesto para enfrentar este problema.
¿En qué momento decide escribir el libro ‘Bullying, sensaciones y sentimientos’?
La idea nace a partir del propósito de recoger toda la experiencia obtenida en diferentes espacios escolares, que mostraban y contribuían, desde la evidencia, con la mitigación de bullying.
Para aquellos docentes, rectores, orientadores, madres o padres de familia que estén interesados, ¿qué pueden encontrar en el libro?
En la primera parte abordamos el tema del origen filológico de la palabra bullying. Posteriormente, hablamos de los tipos de bullying y de su definición conceptual. Luego, abordamos los sentimientos y emociones que presentan aquellas personas que lo padecen y que lo hacen.
También hacemos un ejercicio tanto cuantitativo como cualitativo con el fin de ofrecer unas herramientas y estrategias para que cada institución las pueda implementar. Es importante decir, que decidí no vender el libro sino obsequiarlo para que pueda ser de gran ayuda para todos aquellos que lo necesiten. Cualquier público puede acceder a él.