Este martes 8 de julio, en el histórico Palacio de San Carlos, se vivió un momento de cambio cargado de significado humano en la Cancillería. Laura Camila Sarabia Torres, canciller saliente, entregó la batuta a Rosa Yolanda Villavicencio Mapy, quien asumirá como canciller encargada. Ambos equipos se reunieron con la tranquilidad de quien sabe que cada papel en diplomacia va más allá de un nombre: detrás están decisiones críticas, vidas y futuro compartido.
Rosa Villavicencio ya conocía las entrañas de la Cancillería: hasta hace poco fue viceministra, nombrada el 6 de junio, y trabajó en la sede alterna de Cartagena. No llegó de afuera, sino con el respaldo de experiencia y compromiso. Y Sarabia, quien recientemente firmó su carta de renuncia, estará pendiente en los próximos días hasta que la Presidencia formalice el cambio.
Durante el encuentro, Sarabia y Villavicencio pusieron sobre la mesa cuatro áreas clave: los asuntos administrativos y financieros, la agenda temática, los pasaportes y el control interno disciplinario. Nada azaroso ni improvisado: se trata de territorios esenciales para que Colombia mantenga su voz clara en el mundo, asegurando procesos, derechos y garantías para sus ciudadanos.
De Sarabia a Villavicencio: Un Empalme Humanitario en la Cancillería.
Más allá de lo operativo, el empalme se vivió con calidez y reconocimiento mutuo. Sarabia agradeció a su equipo por el trabajo cotidiano, en proyectos que pocas veces se ven pero sostienen la diplomacia; Villavicencio mostró respeto y entusiasmo por asumir una responsabilidad que implica miles de decisiones al año, muchas de ellas lejos de la luz pública.
El perfil de la nueva canciller encarna esa sensibilidad: economista con especialización en cooperación internacional y un máster en migración, Villavicencio ha dedicado su vida profesional a quienes más lo necesitan. Migrantes, comunidades vulnerables, inclusión: definieron su camino, y hoy prende una nueva etapa bajo esa bandera.
El proceso seguirá en los próximos días, a la espera de que la Presidencia oficialice la renuncia de Sarabia y expida el decreto del encargo a Villavicencio. Lo que comenzó como un acto protocolario tiene tras de sí rostros humanos: dos mujeres que se cruzan en un punto de historia, relevo de funciones que busca continuidad, empatía y una Cancillería al servicio del país.
