La movilidad en el barrio Lisboa, al occidente de Bogotá, se ha convertido en un verdadero calvario para sus habitantes, especialmente durante las fuertes lluvias que azotan la ciudad. La salida del sector hacia la crucial Calle 80 se ha transformado en un punto de caos total, afectando tanto a conductores como a peatones, debido al pésimo estado de la vía.
El problema principal radica en el deterioro de la carretera, que presenta numerosos y profundos huecos. Con las recientes precipitaciones, estos cráteres se llenan de agua, alcanzando niveles considerables que ocultan su peligrosidad. «Tenemos que pasar casi a paso de tortuga, con la incertidumbre de si el carro se va a dañar o nos vamos a quedar atascados en un hueco que no vemos por el agua,» relató un conductor visiblemente frustrado.
Esta situación obliga a los vehículos a extremar la precaución, disminuyendo drásticamente la velocidad y generando monumentales trancones. El resultado es un embotellamiento crónico que paraliza el flujo vehicular en horas pico y se extiende durante la jornada.
Pánico Peatonal y Fila de Mototaxis
El caos no se limita a los vehículos particulares y de servicio público. Cientos de peatones que buscan llegar a la Calle 80 para tomar sus rutas de transporte habituales también sufren las consecuencias. La necesidad de sortear el trancón y las grandes lagunas de agua dificultan su tránsito.
La desesperación ha llevado a que el servicio informal de mototaxis prolifere, siendo la única alternativa rápida para muchos. Se reportó que más de doscientas personas hacían fila en un solo punto para abordar una mototaxi, evidenciando la magnitud del problema de conectividad del sector.

Clamor por Presencia de Tránsito y Arreglo Definitivo
Ante la anarquía vial, la comunidad ha elevado un llamado urgente a las autoridades. Exigen la presencia inmediata de unidades de tránsito que ayuden a controlar y coordinar el flujo vehicular, mitigando el riesgo de accidentes y el colapso total de la movilidad.
«Necesitamos que la policía de tránsito venga y ponga orden, es un descontrol completo y nadie sabe por dónde pasar,» manifestó una residente.
Sin embargo, el clamor más fuerte y recurrente es por una solución de fondo: el arreglo definitivo de la vía. Los habitantes de Lisboa están hastiados de lidiar con el deterioro año tras año, exigiendo a la administración distrital que destine los recursos necesarios para pavimentar o reparar el tramo crítico de la carretera que los conecta con la Calle 80, antes de que el invierno cause daños mayores o, peor aún, una tragedia.
La comunidad espera una pronta respuesta y acciones concretas que pongan fin al calvario diario que significa intentar salir de su barrio.










