El abogado y consultor jurídico Juan Manuel Sáenz ofreció una evaluación crítica sobre el impacto de los comedores comunitarios en Bogotá. Durante su intervención, Sáenz destacó la importancia de estos comedores, pero también advirtió sobre los desafíos que enfrentan en su implementación. Según él, los comedores comunitarios son una herramienta vital para combatir el hambre, pero deben ir acompañados de procesos adicionales para ser verdaderamente efectivos.
Resaltó la necesidad de que los comedores actuales no solo proporcionen alimentos, sino que también incluyan procesos que vinculen a los beneficiarios con programas de educación y empleo, ayudando a romper el ciclo de pobreza a largo plazo.
Sáenz recordó su experiencia liderando el comedor social «Corazón Social» en Bosa en 2021. Afirmó que administrar un comedor social es complejo, requiriendo una adecuada gestión de proveedores, nómina y servicios para ofrecer una comida balanceada y digna. Subrayó que aunque el Gobierno Distrital ha incrementado el número de comedores comunitarios, es crucial que estos funcionen en lugares fijos y con un menú nutricionalmente adecuado.
El consultor también señaló que la iniciativa de comedores comunitarios no es nueva, sino que tiene antecedentes en administraciones pasadas. Sáenz destacó que, además de combatir la pobreza visible, estos comedores también deben abordar la pobreza oculta en estratos más altos, donde también hay necesidades de alimentación. Esta perspectiva ampliada es esencial para un enfoque integral.
Además, Sáenz criticó la calidad de los comedores en la administración anterior, donde se entregaban grandes cantidades de comida sin el debido control nutricional. En su opinión, es fundamental que los comedores comunitarios no solo proporcionen comida, sino que también integren programas educativos y laborales para ayudar a las personas a superar la pobreza a largo plazo.
En cuanto a la pregunta sobre si los comedores comunitarios son una mejor opción que los bonos alimentarios, Sáenz argumentó que ambos mecanismos pueden coexistir. Explicó que los comedores comunitarios pueden proporcionar alimentación inmediata, mientras que los bonos pueden ayudar con otros gastos esenciales. Consideró que es necesario un equilibrio entre ambos enfoques para abordar eficazmente las diversas necesidades de la población.
Finalmente, Sáenz instó a evitar la politización de los programas de alimentación. Llamó a garantizar que los recursos se utilicen de manera transparente y eficiente para realmente beneficiar a quienes más lo necesitan. La ciudadanía, concluyó, debe estar atenta y participar activamente en la vigilancia de estos programas para asegurar su correcta ejecución y evitar posibles abusos.