Una vez más, el Parque Nacional fue ocupado por miembros de la comunidad indígena Embera en Bogotá. Esta toma se registró en la madrugada, cuando cerca de 300 personas salieron de la Unidad de Protección Integral (UPI) La Rioja para regresar al lugar que habían abandonado tras acuerdos logrados el año pasado. El Distrito ya intenta mediar con ellos, pero el panorama es incierto.
Desde la Secretaría de Gobierno de Bogotá confirmaron que los Emberá llegaron sobre las 4:00 a.m., y aunque hay presencia institucional, la comunidad ha mostrado resistencia frente al diálogo. “Se han abierto espacios de conversación, pero la comunidad ha reaccionado con reticencia”, dijo Gustavo Quintero, secretario de Gobierno.
El parque, que había sido intervenido y reabierto al público en diciembre de 2024, vuelve a convertirse en el centro de una disputa que deja al descubierto la falta de soluciones de fondo. Esta es la segunda vez en lo que va del año que se presentan manifestaciones indígenas en la capital, y aunque antes se evitó el asentamiento, esta vez no se logró frenar la toma.
Uno de los puntos más delicados es la presencia de menores en el lugar. Según el secretario de Integración Social, Roberto Angulo, no se autorizó el ingreso de niños al Centro Amar, lo que hace suponer que están siendo usados como parte de la protesta. “Nuestra hipótesis es que hay una instrumentalización de niñas y niños en medio de la manifestación”, advirtió.
La situación evidencia el drama de fondo: desde 2021, cientos de indígenas Embera han migrado desde Risaralda y Chocó buscando refugio en Bogotá, huyendo de la violencia, el hambre y el abandono estatal. La selva ya no es segura, y la ciudad, aunque tampoco es hogar, se convierte en el último recurso.
Desde el Distrito se reiteró el llamado al Gobierno Nacional, especialmente a la Unidad de Víctimas, para que intervenga con urgencia. Mientras tanto, los Emberá siguen buscando un lugar donde vivir con dignidad, y el Parque Nacional vuelve a convertirse en símbolo de una crisis que nadie quiere mirar de frente.
