El anhelado Metro de Bogotá ha despertado expectativas entre los ciudadanos de la capital, quienes ven en este proyecto una solución al caos de movilidad que ha aquejado a la ciudad. Con una extensión planificada de 23,9 kilómetros, se espera que sea una de las líneas más largas del continente una vez esté en funcionamiento. A pesar de las controversias, la construcción avanza rápidamente y se estima que los trenes podrían estar operativos para el primer trimestre de 2026.
Las pruebas iniciales del servicio se realizarán a principios de 2028, con el objetivo de garantizar la seguridad de los usuarios del Metro de Bogotá. La construcción iniciada en 2021 ya ha progresado significativamente, con la creación de un patio taller capaz de albergar hasta 60 trenes que conectarán el norte y sur de la ciudad en menos de media hora.
La gran incógnita que rodea al proyecto es el costo del pasaje. Aunque faltan años para su inauguración, la empresa del Metro de Bogotá ha expresado su aspiración de equiparar el valor del pasaje con el de TransMilenio. Se espera que el enfoque en reducir costos operativos, como la eliminación de sistemas de ventilación mecánica y otras medidas, permita ofrecer tarifas accesibles a los usuarios.
La integración del Metro con TransMilenio busca distribuir los costos operativos entre un mayor número de pasajeros, lo que podría resultar en una reducción significativa del costo individual del viaje. Además, al minimizar el número de paradas y aumentar la velocidad de los trenes, se espera mejorar la eficiencia en la movilización de pasajeros y reducir los tiempos de viaje en la ciudad. La aspiración es que el Metro de Bogotá no solo sea una solución de movilidad, sino también un medio de transporte accesible y eficiente para todos los bogotanos.