Un acto de intolerancia extrema sacudió el barrio Córdoba, en el sur de Bogotá, luego de que un joven de 25 años, identificado como Fredy Junior Valdés Quintana, fuera brutalmente asesinado por un grupo de personas tras ser sorprendido orinando en la vía pública.
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Valdés, quien se desempeñaba como ayudante de obra y era padre de familia, se detuvo a orinar contra la pared de una vivienda cuando fue interceptado por una camioneta que se detuvo frente a él. De ella descendieron siete personas, quienes sin mediar palabra lo atacaron con piedras, machetes, cuchillos, cinturones y otros objetos contundentes.
El ataque, según el reporte oficial, fue tan violento que el joven perdió la vida en el lugar. Su cuerpo fue hallado por la Policía Metropolitana de Bogotá con múltiples heridas y el rostro completamente desfigurado.
Tras el hecho, cinco de los presuntos agresores, entre ellos dos mujeres, fueron capturados en flagrancia por las autoridades. Los detenidos fueron presentados ante un juez de control de garantías, quien les imputó cargos por homicidio agravado en concurso homogéneo con lesiones personales, y les dictó medida de aseguramiento en centro carcelario.
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En el vehículo donde se movilizaban los atacantes también se encontraba un menor de edad, quien fue puesto a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para garantizar su protección.
Aunque orinar en el espacio público es considerado una infracción al Código de Policía, este hecho ha despertado un intenso debate ciudadano sobre los límites de la justicia por mano propia y los niveles de intolerancia en la ciudad. Muchos se preguntan si la reacción de los agresores fue una respuesta desproporcionada ante una falta menor, o si refleja una peligrosa normalización de la violencia como mecanismo de control social.
Las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía para resolver los conflictos a través del diálogo y el respeto por el debido proceso, recordando que la violencia nunca será el camino para impartir justicia.
