La Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) 2025 no solo será la edición más larga en su historia, sino también una de las más diversas. En su versión número 35, que tiene como país invitado a España y al cuerpo como tema central, la participación de la Política Pública LGBTI sigue consolidándose como uno de los espacios más potentes de inclusión cultural en la ciudad.
Desde hace ocho años, la Dirección de Diversidad Sexual, Poblaciones y Géneros de la Secretaría Distrital de Planeación viene llevando a la FILBo una agenda robusta en arte, literatura y reflexión social. Bajo la estrategia de cambio cultural “En Bogotá se puede ser”, este año no es la excepción: se espera llegar a más de 600 mil personas y garantizar el acceso de al menos 400 personas LGBTI al recinto ferial.
“La diversidad no es una moda, es parte de la cotidianidad. Y para que deje de ser motivo de discriminación, tiene que hacerse visible en espacios como este”, aseguró David Alonzo, director de Diversidad Sexual. La agenda incluye conversatorios, lanzamientos de libros y eventos con autores que han explorado la diversidad desde múltiples géneros narrativos.
Entre los imperdibles están charlas como “El dolor de tu partida”, que aborda el despecho desde las experiencias LGBTI, o “Otros cuerpos”, un acercamiento a la ciencia ficción y la literatura queer. También se destaca el lanzamiento de “Tren al Sur”, que narra la historia de los activismos LGBTI en el sur de Bogotá, una zona históricamente vital en las luchas por la igualdad.
La programación internacional también brilla: la australiana McKenzie Wark hablará de identidad y fiesta queer; la puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro explorará la escritura desde la afrodescendencia y el lesbianismo; y la chilena Ariel Florencia Richards compartirá una conversación íntima sobre familia y tránsito de género a través de su novela Inacabada. Todo esto acompañado por espacios familiares de literatura ilustrada con Marc Majewski y Sol Undurraga.
Esta edición de la FILBo reafirma que los libros no solo cuentan historias: también abren caminos. Y cuando esos caminos incluyen voces que históricamente han sido silenciadas, el resultado es un espacio verdaderamente transformador. Porque leer también es una forma de resistir, de existir, y sobre todo, de imaginar futuros más justos para todes.
