Mientras el año pasado varios países europeos decidieron abandonar la utilización de pesticidas para la producción agrícola, el gobierno colombiano aseguró a finales del 2020 que adelanta las gestiones para cumplir con las condiciones fijadas por la Corte Constitucional para reanudar las fumigaciones aéreas con glifosato; sin embargo, el ministro de defensa Calos Holmes Trujillo aseguró que aún no se ha establecido una fecha para reiniciar esta tarea en 104 municipios del país objeto de esta intervención.
A la vez que esto sucedía, en Francia, el gobierno de este país ofreció ayuda económica a los campesinos para dejar a un lado el uso del glifosato, mientras en Colombia, sin una respuesta clara del gobierno nacional, distintas comunidades étnicas, campesinas y ambientalistas organizadas en los territorios afectados, rechazaron de forma vehemente la reactivación de la aspersión con glifosato.
A través del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), pidieron que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales , ANLA, desapruebe la modificación del Plan de Manejo Ambiental que reanudaría el Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos mediante este método por tener problemas estructurales en relación con la participación y la consulta previa.
A manera de respuesta a la polémica que esta iniciativa ha despertado, han surgido iniciativas de emprendimiento como “Bichópolis” que cultiva insectos para el control biológico de plagas, como alternativa sostenible que beneficia la agricultura favoreciendo la adopción de la sustitución de cultivos, eliminando los pesticidas, logrando una producción más limpia, orgánica y sin residuos tóxicos que causan enfermedades, dañan los suelos y cultivos y amenazan la vida de las abejas y otros polinizadores.