A primeras horas de la mañana, un grupo de indígenas asentados en la Plaza de Bolívar comenzó una movilización hacia el sector de San Victorino, en el centro de Bogotá. En la Carrera Décima, atacaron y retuvieron buses de Transmilenio, generando caos en una de las zonas más transitadas de la ciudad. Ante esta situación, el equipo de gestores del Distrito llegó al lugar, pero fue agredido por parte de los manifestantes.
Galán, quien se pronunció sobre los hechos, explicó que, a solicitud del Gobierno Nacional, se conformó un Puesto de Mando Unificado (PMU) conjunto para analizar los pasos a seguir. El objetivo es restablecer el orden y la movilidad en la zona afectada, que ha sido escenario de disturbios desde la madrugada. Según el mandatario local, la violencia no puede ser tolerada bajo ninguna circunstancia, especialmente cuando se pone en riesgo a la ciudadanía.
A pesar de los esfuerzos de diálogo realizados por el Gobierno Nacional, donde se sostuvo una mesa de conversaciones con los representantes de la comunidad indígena, no se lograron acuerdos. Por esta razón, desde el PMU se solicitó a la Policía de Bogotá intervenir para retomar el control de la Carrera Décima y garantizar la seguridad en la zona, que se encontraba completamente bloqueada por los manifestantes.
Desde el Distrito se han brindado todas las garantías posibles a las comunidades indígenas, incluso ofreciendo un espacio adecuado para su permanencia mientras se llevaban a cabo las conversaciones. Sin embargo, el alcalde dejó claro que los actos violentos y el vandalismo no tienen cabida en una ciudad que se rige por el orden y el respeto mutuo. «La violencia contra la ciudadanía y la ciudad no puede ser permitida», afirmó enfáticamente.
A medida que la Policía interviene para restablecer la calma, las autoridades buscan garantizar que no se sigan cometiendo actos de vandalismo que pongan en peligro la seguridad de los bogotanos. Las acciones de los manifestantes han afectado no solo el servicio de transporte público, sino también la tranquilidad de los vecinos de la zona, que se han visto atrapados en medio del conflicto.
El pronunciamiento del alcalde es claro: el Distrito continuará con su labor de mediación y acompañamiento, pero el uso de la violencia como forma de protesta no será tolerado. La administración local espera que, con la intervención policial y el seguimiento del PMU, se pueda restablecer la normalidad en San Victorino y evitar que este tipo de situaciones se repitan en el futuro.
