El Gobierno Nacional dejó claro que no permitirá la caza comercial del chigüiro en el país, una decisión que responde al compromiso de preservar la biodiversidad y mantener el equilibrio de los ecosistemas. Así lo reiteró la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, quien señaló que esta especie cumple un papel clave en los humedales y sabanas de Colombia. La funcionaria subrayó que, lejos de promover la explotación indiscriminada, se trabaja por fortalecer estrategias de manejo sostenible.

Muhamad explicó que actualmente se adelantan procesos de caracterización y monitoreo de la población de chigüiros en varias regiones del país. Con esta información se busca tomar decisiones técnicas que garanticen la conservación de la especie y el bienestar de las comunidades locales. Para la ministra, el aprovechamiento debe darse de manera controlada y solo bajo parámetros científicos, siempre privilegiando la protección de la fauna silvestre.
La decisión del Gobierno se dio luego de que algunos sectores plantearan la posibilidad de abrir la caza comercial de este roedor para atender la demanda de carne y piel en el mercado. Sin embargo, el Ministerio de Ambiente advirtió que no existen estudios suficientes que avalen una explotación masiva sin riesgos para la especie y su hábitat. Además, la falta de lineamientos técnicos claros podría derivar en una presión insostenible sobre las poblaciones naturales.
Colombia prioriza la conservación y el desarrollo sostenible.
En su pronunciamiento, la ministra recalcó que la normatividad colombiana solo autoriza el aprovechamiento de fauna silvestre bajo permisos especiales y condiciones estrictas. De igual forma, invitó a las comunidades a participar activamente en los procesos de conservación y a denunciar cualquier actividad ilegal relacionada con la caza o el tráfico de animales. El trabajo conjunto entre autoridades ambientales y habitantes locales resulta fundamental para blindar la biodiversidad.
Por otro lado, desde el Gobierno se continuará fortaleciendo programas de educación ambiental, restauración de humedales y generación de alternativas productivas para las comunidades que históricamente han dependido de la caza del chigüiro. La idea es que estas poblaciones puedan encontrar ingresos sostenibles sin afectar la fauna. Para Muhamad, la responsabilidad frente a la naturaleza debe traducirse en acciones concretas y de largo plazo.
La postura del Gobierno fue bien recibida por organizaciones ambientalistas, que ven en esta medida un paso necesario para frenar la presión sobre los ecosistemas. Con la prohibición de la caza comercial del chigüiro, se busca garantizar que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de la riqueza natural del país, promoviendo un equilibrio entre desarrollo y conservación. La apuesta es clara: Colombia quiere ser ejemplo regional de respeto por la vida silvestre.