Las tradicionales tiendas de barrio en la localidad de Suba están atravesando uno de sus momentos más difíciles. Una combinación de factores, encabezada por la llegada masiva de grandes superficies, el aumento en los costos de los servicios públicos y los arriendos, está amenazando la supervivencia de estos negocios, vitales para la economía local y la vida comunitaria.
La situación es alarmante. Según datos de una encuesta realizada el año pasado, en el segundo semestre de 2024, el 82% de las tiendas de barrio en Suba vieron cómo sus ventas se desplomaban. Solo un 17% logró aumentarlas, mientras que un 29% las mantuvo estables.
Esta caída drástica se atribuye principalmente a la feroz competencia de tiendas como D1, Ara e Ísimo, que se han instalado en los barrios con una oferta de precios bajos, atrayendo a una gran parte de la clientela habitual.
Altos costos y falta de apoyo
A la competencia desleal se suman los costos fijos que asfixian a los tenderos. Los dueños de los negocios denuncian que los precios de los arriendos son insostenibles y que sus propietarios no tienen control sobre las tarifas. A esto se le suma el incremento en las facturas de servicios públicos, lo que reduce drásticamente sus márgenes de ganancia.
Un tendero local, que prefirió no revelar su nombre, comentó a la Emisora Suba Alternativa que «cada día es más difícil ser dueño de una tienda por los altos costos de la vida». Además, lamentó la falta de apoyo por parte de los gobiernos locales, distritales y nacionales, quienes, según él, no ofrecen la ayuda necesaria a estos microempresarios.
La crisis laboral y la disminución del «fiado»
La crisis ha tenido un impacto directo en el empleo. Un recorrido realizado por la Emisora Suba Alternativa evidenció que la mayoría de los tenderos no pueden contratar personal. Las bajas ventas hacen imposible cubrir los costos de los salarios y los aportes a la seguridad social, lo que obliga a los dueños a asumir todas las responsabilidades.
Otro golpe duro para la economía de estos negocios es la disminución del «fiado», una práctica común que solía ser un salvavidas para muchos clientes. La crisis económica y la falta de liquidez de los tenderos han provocado que esta modalidad de pago se reduzca hasta en un 60%, impactando directamente en la relación de confianza entre los tenderos y sus vecinos.
El panorama para las tiendas de barrio en Suba es incierto. Con las ventas en caída libre, los costos en aumento y una competencia que parece insuperable, la supervivencia de estos espacios, que son el corazón de muchos barrios, está en juego. ¿Qué medidas tomarán las autoridades para proteger a estos pequeños negocios y evitar que desaparezcan?
