Maltrato animal: la otra cara de la violencia de género

Durante la Feria del Libro de Bogotá, fue presentado un estudio que pone el foco sobre una forma de violencia que pasa desapercibida, pero que está presente en muchos hogares: la relación entre el maltrato animal y la violencia basada en género. El estudio, titulado Violencias interrelacionadas, fue desarrollado por el Observatorio de Mujer y Equidad de Género de la Secretaría Distrital de la Mujer, en alianza con el Observatorio de Bienestar Animal.

Los resultados revelan una realidad preocupante: el 31% de los casos atendidos por la Secretaría de la Mujer, donde se mencionan animales de compañía, reflejan una combinación de violencia contra mujeres y animales. Este tipo de agresión, conocida como violencia interrelacionada, tiene un patrón claro: en el 87% de los casos, el agresor es un hombre, y suele ser la pareja o expareja de la víctima.

Las formas que adopta esta violencia son múltiples. En un 29% de los casos, se presenta una agresión simultánea tanto a la mujer como al animal, lo que se conoce como violencia múltiple. También se identifican agresiones como chantajes, control emocional a través del animal, abandono, e incluso asesinatos de mascotas como forma de castigo o intimidación hacia las mujeres.

Uno de los datos más alarmantes es que el maltrato físico al animal es la forma de agresión más común (45%), mientras que la violencia física contra la mujer aparece en el 61% de los casos. En muchos testimonios, las mujeres relatan que los ataques hacia sus mascotas fueron la antesala de las agresiones que ellas mismas sufrieron más adelante. Es una cadena de violencia que, si se detecta a tiempo, puede salvar vidas.

Los detonantes más frecuentes incluyen situaciones cotidianas como el cuidado del animal, celos, intentos de control o la decisión de terminar la relación. A esto se suman factores agravantes como el consumo de alcohol o drogas (presente en casi el 30% de los casos), afectaciones a la salud mental, amenazas de muerte, y prácticas de hostigamiento tanto hacia mujeres como hacia los animales.

Para las investigadoras, esta violencia debe ser vista como una alerta temprana. “Si hubiera entendido que el maltrato a mi perro era una advertencia de lo que vendría después, me habría ido antes”, relata una de las víctimas. Esa frase resume el llamado que hacen las autoridades: abrir los ojos ante los primeros signos de violencia, y reconocer que cuidar a los animales también es proteger a las mujeres.

By Yenifer Ardila

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