La plazoleta de La Toscana, un lugar que hasta hace poco era sinónimo de encuentro, comida y esparcimiento, hoy genera preocupación entre los residentes del sector. Durante los fines de semana, el aumento de consumidores y vendedores de droga en la zona ha comenzado a ser evidente, especialmente en horas de la tarde y la noche.
Vecinos del barrio han señalado que esta situación se ha vuelto cada vez más frecuente, incluso frente a locales comerciales y restaurantes donde muchas familias se reúnen. “Uno ya no se siente tan tranquilo como antes. Hay grupos de jóvenes que claramente están consumiendo y otros que solo están ahí para vender”, comenta Mariana Torres, una residente que vive a pocos metros del lugar.
La problemática no solo afecta la percepción de seguridad, sino también a los comerciantes, quienes ven cómo su clientela disminuye al caer la tarde. Algunos negocios han optado por cerrar más temprano los fines de semana, temiendo que la presencia constante de estas actividades ilícitas ahuyente a sus clientes habituales.
A pesar de que La Toscana es una zona bastante concurrida, especialmente en las noches por ser un punto conocido de rumba y encuentros sociales, muchos ciudadanos se preguntan por qué no hay una presencia policial constante o medidas visibles de control. “Parece que aquí nadie ve lo que está pasando, o si lo ven, no hacen nada”, lamenta otro residente.
Las denuncias ya han sido compartidas en redes sociales y en grupos comunitarios del sector, donde las personas piden mayor acción por parte de las autoridades locales. Se habla incluso de organizar una reunión entre líderes comunales y representantes de seguridad para exigir respuestas y soluciones concretas.
Mientras tanto, los fines de semana en La Toscana se vive con una mezcla de música, movimiento comercial y una creciente tensión entre lo que fue una zona de disfrute y lo que, poco a poco, se ha ido transformando en un foco de preocupación para quienes allí viven o trabajan.
