Un clamor popular recorre las calles de Suba: ¡Silencio, por favor! Residentes de zonas comerciales como Centro, Rincón Suba, Salitre Suba y La Gaitana denuncian que el ruido excesivo se ha convertido en una verdadera tortura. Los decibeles se disparan a niveles insoportables debido al uso indiscriminado de bafles y parlantes en establecimientos comerciales, lo que afecta la tranquilidad y la salud de quienes residen y transitan por estos sectores.
Los vecinos aseguran que caminar por estas zonas se ha vuelto una experiencia poco agradable. La música a alto volumen, los gritos de los vendedores ambulantes y el ruido constante de las motocicletas crean una atmósfera caótica que perturba la tranquilidad. «Es imposible conciliar el sueño, concentrarse en el trabajo o simplemente disfrutar de un momento de paz», señala una residente de Rincón Suba.
La situación es particularmente crítica durante los fines de semana y festivos, cuando la actividad comercial se intensifica y la música retumba hasta altas horas de la noche. «Es como si tuviéramos una discoteca a la vuelta de la casa, pero sin pagar entrada», ironiza un vecino de Salitre Suba, quien asegura que ha tenido que recurrir a tapones para los oídos para poder conciliar el sueño.
Ante la falta de control por parte de las autoridades, los residentes hacen un llamado urgente a la Alcaldía Local de Suba y a la Policía Metropolitana de Bogotá para que se implementen operativos de control al ruido en estas zonas comerciales. Exigen que se hagan cumplir las normas establecidas en el Código de Policía, que regulan los niveles permitidos de ruido en zonas residenciales y comerciales.
Los ciudadanos también hacen un llamado a la conciencia cívica de los comerciantes y a la responsabilidad social de quienes hacen uso de equipos de sonido a alto volumen. «Entendemos que los negocios necesitan promocionar sus productos y servicios, pero no a costa del bienestar y la tranquilidad de los demás», señala un residente de La Gaitana.
La contaminación auditiva es un problema de salud pública que puede tener graves consecuencias para la audición, el sueño, la concentración e incluso la salud mental de las personas. Es necesario tomar medidas urgentes para controlar el ruido y garantizar el derecho de los ciudadanos a vivir en un ambiente sano y tranquilo.