En la noche del pasado miércoles, un grupo de al menos cinco delincuentes irrumpió en la iglesia del Templo de Guadalupe, ubicada en el sector de Rionegro, Barrios Unidos, al norte de Bogotá. Los ladrones se llevaron una gran cantidad de materiales de construcción, dejando a la comunidad devastada. La obra de restauración de la iglesia, que avanzaba gracias al esfuerzo colectivo, ha quedado paralizada, afectando a unos veinte obreros que ahora se encuentran sin trabajo.
El sacerdote a cargo del templo expresó su profunda frustración por el robo, que considera un golpe devastador para la comunidad. “Ya han sido dos veces que nos han robado”, comentó con desánimo. El impacto emocional del incidente se vio reflejado en la sorpresa de los feligreses, quienes descubrieron el robo tras una celebración eucarística, como narró el sacerdote.
El ingeniero encargado de la restauración detalló la magnitud de la pérdida, que incluye herramientas valoradas en alrededor de treinta y ocho millones de pesos. Entre los artículos robados se encuentran canguros, compactadoras, pulidoras, transas y martillos demoledores. La falta de estas herramientas esenciales ha detenido por completo el avance de la obra, dejando a los trabajadores en una situación incierta.
“La gente va a llegar a mirarnos las caras porque no hay herramientas para trabajar”, expresó el ingeniero, visiblemente afectado por la situación. El equipo, que había estado trabajando con dedicación en la restauración del templo, se encuentra ahora sin recursos para continuar con su labor, agravando la crisis generada por el robo.
El incidente ha resaltado un problema más amplio de inseguridad en el sector de Rionegro. El sacerdote hizo un llamado urgente a las autoridades para que refuercen la seguridad en la zona, subrayando la creciente vulnerabilidad de la comunidad. “Rionegro es muy insegura y nosotros nos sentimos muy vulnerables”, destacó el sacerdote en su declaración.
La Policía de Barrios Unidos ha revisado las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas en la iglesia y sus alrededores, pero hasta ahora no se han producido capturas relacionadas con el robo. La comunidad católica, profundamente afectada por el acto delictivo, espera que las autoridades actúen con rapidez para dar con los responsables y recuperar los materiales robados. «Le pedimos a Dios que por favor nos dé una manita y, ante todo, a la policía que capture a los criminales», es el ruego de los feligreses.