Independiente Santa Fe vive días turbulentos. Tras la salida de Jorge Bava, campeón del primer semestre, y con Francisco López asumiendo de forma interina sin lograr los resultados esperados, el conjunto cardenal busca desesperadamente un entrenador que le devuelva identidad, estabilidad y confianza a un plantel golpeado. La afición, inquieta y exigente, pide una solución inmediata mientras el equipo se aleja de los primeros lugares de la tabla.
En medio de ese panorama, el nombre de Rafael Dudamel sonó con fuerza. El técnico venezolano, recientemente desvinculado del Deportivo Pereira por retrasos en los pagos, aparecía como un candidato natural: conoce el fútbol colombiano, ha sido campeón con Deportivo Cali en 2021 y con Atlético Bucaramanga en el primer semestre de 2024, y además, vistió la camiseta de Santa Fe durante su etapa como jugador. Para muchos hinchas, su llegada sería una especie de reencuentro con la historia, una oportunidad de revivir tiempos de garra y jerarquía en el banquillo.
La razón detrás del veto a Dudamel
Sin embargo, todo ese entusiasmo se apagó rápidamente. Según el periodista Gabriel Meluk, de El Tiempo, “hasta donde sé por fuentes precisas, Rafael Dudamel no es opción para Santa Fe”. El motivo va más allá del rendimiento deportivo: durante la final del primer semestre de 2024, cuando Dudamel dirigía al Bucaramanga frente a Santa Fe, habría tenido un episodio incómodo con la delegación cardenal, dejando una mala imagen ante los directivos bogotanos. Esa situación, según se conoció, cerró cualquier posibilidad de que su nombre sea considerado, por más éxitos que haya acumulado en los últimos torneos.
Mientras tanto, el club capitalino sigue moviendo fichas y analizando alternativas. En la baraja aparecen técnicos como Pablo Peirano, Pablo Repetto, Fabián Bustos y Flavio Robatto, todos con distintos estilos y filosofías, pero con un mismo reto: enderezar el rumbo de un Santa Fe que perdió el rumbo futbolístico y emocional. Así las cosas, Rafael Dudamel, a pesar de su experiencia y su reciente pasado ganador, queda completamente descartado. En el león, parece que no hay espacio para el perdón ni para mirar atrás. El banquillo cardenal seguirá esperando a su nuevo dueño, pero el venezolano, por ahora, no volverá a rugir en El Campín.
