Durante la celebración de la Semana Ambiental en Bogotá, la localidad de Suba vivió una verdadera fiesta de naturaleza y conciencia ecológica. Desde el 2 hasta el 6 de junio, el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) lideró una serie de actividades que no solo embellecieron el entorno, sino que también conectaron a los habitantes con el cuidado del medio ambiente. Suba fue una de las protagonistas principales de esta edición, con acciones concretas que transformaron sus parques y reservas.
Una de las actividades más significativas se llevó a cabo el 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, en el predio Las Mercedes, ubicado en la reserva Thomas van der Hammen. Allí se plantaron 904 árboles de 48 especies nativas del bosque alto andino. Esta jornada no solo fortaleció la cobertura vegetal de la zona, sino que también reunió a ciudadanos y empresas como el consorcio Sabana Norte, que aportaron herramientas y manos dispuestas a trabajar por el verde de Suba.
Pero la renaturalización no se quedó en las zonas rurales. En pleno corazón de la localidad, la Plaza Fundacional de Suba recuperó su esplendor gracias a la replantación de arbustos nativos como cayeno, leandra, barbasco y sietecueros. Los propios vecinos participaron en la actividad, comprometiéndose a cuidar y vigilar el desarrollo de estas nuevas plantas. Fue un momento emotivo que mostró cómo la comunidad puede ser aliada clave en la protección del entorno.
También se sembraron nuevos árboles en lugares estratégicos como el centro comercial Parque La Colina, donde especies como palma de cera y chicalá rosado encontraron un nuevo hogar. El bosque urbano Santa Helena fue escenario del lanzamiento de la estrategia «Encontrémonos en los bosques urbanos», con la participación de más de 100 niños, jóvenes y líderes comunitarios en talleres y actividades que resaltaron el valor de la biodiversidad local.
Esta explosión verde no solo se limitó a sembrar árboles, sino también a sembrar conciencia. En cada espacio intervenido, el equipo del JBB ofreció talleres de agricultura urbana, recorridos guiados y actividades lúdicas que enseñaron a los participantes cómo cuidar el entorno desde lo cotidiano. Suba demostró ser un territorio fértil, no solo para nuevas plantas, sino para nuevas ideas y compromisos ambientales.
Gracias a esta jornada, Suba se consolidó como un ejemplo de participación ciudadana y acción ambiental efectiva. Los árboles plantados, los talleres realizados y las alianzas creadas dejan una huella verde en la localidad, que continuará creciendo con el apoyo de sus habitantes. La Semana Ambiental no fue solo una celebración: fue el inicio de un compromiso renovado con la vida y la naturaleza en el norte de Bogotá.
