El cabo Óscar Martínez, integrante del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá y asignado a la estación de Suba, reveló que esta localidad registra la mayor cantidad de casos de suicidio e intentos de suicidio en la ciudad. Según explicó, esta realidad ha cambiado la naturaleza de su labor, que hoy no se limita a atender incendios o rescates, sino que también incluye un papel activo en la prevención de crisis de salud mental.
Martínez detalló que, aunque la Secretaría de Salud es la entidad que lidera la atención primaria de estos casos, los bomberos suelen ser llamados como apoyo técnico. Su participación es crucial cuando la persona en riesgo se encuentra en zonas de difícil acceso o alto peligro. “Siempre llegamos como un apoyo por si hay que llevar a cabo alguna maniobra de rescate, alguna operación en que tengamos que estar asegurados con nuestro arnés, nuestras cuerdas, porque la persona que está amenazando con suicidarse está en un lugar riesgoso para ella y para nosotros”, relató.
La estación de Suba, según datos de la plataforma SaluData, es la que encabeza las estadísticas de la ciudad en este tipo de emergencias. Ante esta situación, los bomberos no solo intervienen en el momento crítico, sino que también participan en campañas de prevención en colegios, universidades y actividades comunitarias. El objetivo es generar conciencia y brindar herramientas para que las personas sepan pedir ayuda antes de llegar a un punto límite.
En su testimonio, el bombero reconoció que el costo emocional de enfrentar estas emergencias es alto, pues no solo lidian con la tensión de salvar vidas en riesgo, sino que también han perdido compañeros por esta misma causa. “De diferentes formas, pero los casos de salud mental son los que más duelen, porque eran evitables”, dijo con pesar.
Uno de los relatos más impactantes que compartió fue el de un colega que decidió quitarse la vida después de un incidente con un menor. “Se sintió culpable y se quitó la vida”, recordó. También narró el caso de un amigo cercano con quien compartía su pasión por la música en la estación. “Cantábamos juntos, hacíamos canciones cuando las emergencias lo permitían… un día terminó con su pareja, entró en depresión y tomó la decisión de irse”, expresó visiblemente afectado.
Ese último caso marcó profundamente a Martínez y lo motivó a comprometerse aún más con la prevención del suicidio. “Yo dije: ‘tengo que hacer algo’. Voy a empezar a hablar más, a centrar mi atención en prevenir esto, en que nadie más llegue a ese punto”, afirmó.
Las historias y datos que comparte muestran que cualquier persona, sin importar su profesión o fortaleza aparente, puede atravesar momentos de profunda crisis emocional. Por eso, el uniformado hizo un llamado a dejar de lado el tabú en torno a la salud mental y a buscar ayuda profesional a tiempo.
En Suba, donde la demanda para los bomberos supera las 35.000 atenciones anuales en toda la ciudad, la prevención y el acompañamiento psicológico se han convertido en herramientas tan importantes como las mangueras y las escaleras. Para Martínez, salvar vidas no siempre significa apagar un incendio; a veces, implica sostener una conversación que evite que una persona apague la suya.
