Los habitantes del barrio Caminos de Esperanza, en la localidad de Suba, denuncian el pésimo estado de las vías principales, que se encuentran deterioradas y llenas de huecos. Las calles, convertidas en trampas mortales para conductores y peatones, son un reflejo del abandono que aqueja a esta comunidad. A pesar de las múltiples solicitudes a la administración local, la problemática persiste, generando malestar e indignación entre los residentes.
“Llevamos años pidiendo que reparen las vías, pero nuestras peticiones han sido ignoradas”, denuncia un habitante del sector. Las calles en mal estado no solo afectan la movilidad, sino que también dificultan el acceso de servicios públicos como ambulancias y carros de bomberos, poniendo en riesgo la seguridad y el bienestar de la comunidad.
A la problemática de las vías se suma el aumento de la inseguridad en el barrio. Los residentes denuncian robos a mano armada, atracos y raponazos, especialmente en horas de la noche. La falta de iluminación en las calles y la poca presencia policial han convertido al barrio en un blanco fácil para la delincuencia.
“Vivimos con miedo, no podemos salir tranquilos a la calle porque corremos el riesgo de ser víctimas de la delincuencia”, afirma una vecina del sector. La comunidad exige a las autoridades locales la implementación de estrategias efectivas que garanticen la seguridad y la tranquilidad en el barrio.
Como si fuera poco, los habitantes de Caminos de Esperanza también deben lidiar con la acumulación de basuras en las calles. La falta de cultura ciudadana de algunos vecinos, sumada a la deficiencia en el servicio de recolección, generan focos de contaminación y malos olores, afectando la salud y el bienestar de la comunidad.
“Es inadmisible que en pleno siglo XXI tengamos que vivir en medio de la basura”, reclama un líder comunitario. La comunidad exige a las autoridades competentes una solución definitiva a esta problemática que afecta la calidad de vida de los habitantes del barrio.
Caminos de Esperanza, un barrio que lleva en su nombre la ilusión de un futuro mejor, se encuentra sumido en el olvido y la desidia. Sus habitantes, cansados de las promesas incumplidas, exigen a la administración local acciones concretas que les permitan vivir con dignidad y en un entorno seguro y saludable.
