Los habitantes de la localidad de Suba han alzado la voz ante una creciente problemática ambiental que afecta directamente la calidad de sus parques y espacios públicos: la contaminación generada por las bolsas plásticas de colores que contienen excrementos caninos.
A pesar de la intención de salubridad detrás de recoger los desechos, el abandono de estas bolsas en andenes, zonas verdes y senderos se ha convertido en un foco de insalubridad y un visible agente contaminante.
La situación es paradójica. Aunque la norma y la conciencia cívica exigen la recolección de las heces de las mascotas, un alto número de dueños opta por depositar la bolsa cerrada en cualquier lugar que no sea una caneca de basura. Esto no solo genera malos olores y una imagen deplorable, sino que introduce un residuo plástico al ambiente que tarda cientos de años en degradarse, multiplicando el impacto ambiental del desecho original.
Un Paisaje de Colores Indeseados
Recorridos por zonas neurálgicas como el Parque Fontanar del Río o corredores de alta afluencia peatonal muestran un panorama desolador. Las llamativas bolsas de colores (rojas, azules, verdes) que se usan comúnmente para estos fines, lejos de ser una solución, se han convertido en la prueba visible del incivismo.
«Ya no es solo el excremento, es la bolsa. Vemos montones de estas bolsitas tiradas a lo largo de las calles. Los perros hacen sus necesidades, los dueños recogen, pero en vez de botarla en el lugar adecuado, la tiran a un lado. Es una falta de respeto con los demás y con el ambiente», señaló María Fernanda Gómez, líder comunitaria del sector.
Llamado Urgente a la Administración
Los ciudadanos y juntas de acción comunal de Suba han hecho un llamado urgente a la Alcaldía Local de Suba y a la Administración Distrital para que intervengan de manera contundente.
Las peticiones se centran en dos ejes principales:
Educación y Concienciación: Intensificar las campañas cívicas que recuerden a los dueños de mascotas la obligatoriedad de disponer los desechos en los contenedores de basura designados, no abandonarlos en el espacio público.
Infraestructura y Vigilancia: Instalar un mayor número de canecas y puntos ecológicos en los parques y zonas verdes, y reforzar la vigilancia y sanción a quienes incumplan con la correcta disposición de los residuos, tal como lo establece el Código de Policía.
«Necesitamos más pedagogía y, si es necesario, más multas. La gente solo va a cambiar cuando sienta que hay una consecuencia real por contaminar. Suba merece parques limpios», concluyó Pedro Rojas, residente afectado.
La problemática pone en evidencia un desafío constante en la capital: la necesidad de que la acción individual responsable acompañe las normativas y los esfuerzos de la administración para mantener la salubridad y el cuidado de los entornos naturales.
Se espera una pronta respuesta oficial que mitigue esta «alerta de colores» que ensucia uno de los mayores patrimonios de la localidad: sus espacios verdes.
