La comunidad del barrio Caminos de Esperanza, está cansada de esperar soluciones que nunca llegan. Sus habitantes han decidido alzar la voz y hacer un llamado urgente a las autoridades competentes para que atiendan el grave deterioro de sus calles. Los huecos, el polvo y el lodo son parte del día a día, afectando tanto a peatones como a vehículos.
“No es justo que llevemos años así. Cada que llueve, esto se vuelve intransitable”, afirma doña Teresa, una vecina que lleva más de una década viviendo en el sector. Como ella, muchos residentes aseguran que han hecho peticiones formales, cartas y solicitudes, pero no han recibido respuesta ni del IDU, ni de la UMV, ni mucho menos de la alcaldía local.
Las afectaciones no son solo en lo físico. Comerciantes del sector aseguran que las ventas han disminuido porque muchos clientes prefieren no entrar al barrio por el mal estado de las vías. Además, el transporte público evita ciertas rutas y los servicios de domicilios ya no quieren llegar hasta algunas zonas. “Esto nos aísla”, comenta Carlos, dueño de una tienda en la zona.
Los más preocupados son los padres de familia, quienes temen por la seguridad de sus hijos al ir a la escuela. “Hay tramos donde literalmente hay que saltar charcos o caminar por el barro. No hay andenes ni señalización”, comenta Rosa, madre de dos niños pequeños. La comunidad siente que se ha naturalizado el abandono y que solo se les recuerda en época electoral.
Ante esta situación, los vecinos hacen un llamado firme pero respetuoso a la Alcaldía Local, al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y a la Unidad de Mantenimiento Vial (UMV) para que se hagan presentes en el sector. Piden no solo promesas, sino acciones reales que permitan mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de Caminos de Esperanza.
Los residentes no descartan organizar una jornada de protesta pacífica si no reciben respuesta en las próximas semanas. “Nosotros también somos ciudad. Pagamos impuestos, cumplimos con nuestras obligaciones. Solo pedimos que nos escuchen y actúen”, concluyó don Álvaro, uno de los líderes del barrio.
