Los residentes de los barrios Caminos de Esperanza y Fontanar del Río en Suba están nuevamente en pie de guerra contra el caos que provocan las boliranas, un juego tradicional colombiano conocido por su capacidad de agrupar a las personas que a su vez generan ruidos fuertes mientras escuchan música a un alto volumen. Esta situación ha alcanzado niveles críticos, y los vecinos están pidiendo a gritos que se implementen operativos de control para devolverles la tranquilidad en sus hogares.
Las noches en estos barrios se han convertido en una auténtica pesadilla para muchas familias. “No podemos descansar debido al constante ruido. La música y los gritos de las personas en estos lugares nos mantienen despiertos hasta la madrugada”, asegura Marta Ruiz, residente de Caminos de Esperanza. La falta de control sobre estos eventos ha hecho que la convivencia se torne cada vez más difícil para los vecinos afectados.
En Fontanar del Río, la historia no es diferente. La presencia de numerosas boliranas ha generado una serie de quejas de los residentes, quienes han expresado su frustración a través de reuniones comunitarias y denuncias. “Hemos solicitado la intervención de las autoridades, pero hasta ahora no hemos visto una solución efectiva”, comenta Juan Pérez, habitante del barrio. La comunidad se siente abandonada y desesperada por la falta de respuesta ante su problemática.
La situación ha llevado a los vecinos a organizarse para solicitar una mayor presencia policial y operativos de control más estrictos. Estos eventos de bolirana, que suelen estar acompañados de consumo excesivo de alcohol y desorden, han intensificado el problema y han dejado a los residentes con una sensación de inseguridad y malestar. La demanda de una solución se ha convertido en una prioridad para quienes buscan recuperar la paz en sus vidas.
A pesar de las reiteradas peticiones de los residentes, la respuesta de las autoridades locales ha sido hasta ahora insuficiente. Los vecinos temen que la falta de acción solo agrave la situación y prolongue su sufrimiento. La presión comunitaria continúa creciendo mientras esperan una intervención que realmente aborde el problema de manera efectiva y duradera.
Mientras tanto, Caminos de Esperanza y Fontanar del Río siguen siendo escenarios de ruido y desorden. Los residentes mantienen la esperanza de que las autoridades finalmente tomen medidas concretas para controlar la situación y restablecer el orden en sus barrios. La colaboración entre la comunidad y las autoridades será clave para encontrar una solución que permita a los vecinos disfrutar de una vida tranquila y sin sobresaltos.