Los residentes del barrio Lijacá, ubicado en la localidad de Usaquén, Bogotá, se encuentran alarmados y desesperados ante el creciente número de hurtos de autopartes y atracos que azotan la zona. Los delitos, que se han intensificado en las últimas semanas, tienen como principales víctimas a los vehículos y volquetas que trabajan en las obras de construcción del sector, así como a los transeúntes que circulan por las calles del barrio.
Según testimonios de los residentes, los delincuentes operan en grupos de más de seis personas, actuando de manera coordinada y precisa. Utilizan un sistema de «campaneros» y se comunican mediante señas, lo que les permite llevar a cabo sus fechorías sin ser detectados fácilmente. Los robos más comunes incluyen la sustracción de baterías de vehículos, especialmente de volquetas, y el hurto de otras autopartes.
Además, los delincuentes han adoptado una nueva modalidad de atraco, escondiéndose bajo «polisombras» para sorprender a los transeúntes y despojarlos de sus pertenencias. Esta situación ha generado un ambiente de inseguridad generalizada en el barrio, donde los residentes temen salir de sus hogares.
«La situación es insostenible. Vivimos con miedo constante. Los robos son cada vez más frecuentes y los delincuentes actúan con total impunidad», expresó un residente del barrio, quien prefirió mantener su anonimato.
Ante esta alarmante situación, la comunidad de Lijacá hace un llamado urgente a las autoridades competentes y a la Policía de Bogotá para que tomen medidas inmediatas. Exigen mayor presencia policial en la zona, la implementación de estrategias de vigilancia efectivas y la investigación exhaustiva de estos delitos para identificar y capturar a los responsables.
Los residentes esperan que las autoridades atiendan su llamado y tomen acciones concretas para frenar la ola de inseguridad que azota su barrio. Su objetivo es recuperar la tranquilidad y la seguridad en Lijacá, y detener el avance de la delincuencia que amenaza su bienestar.
