En el marco de la Semana de Concientización y Sensibilización contra el Maltrato, Violencia y Abandono en la Vejez, Bogotá reafirmó su compromiso con las personas mayores. Este 13 de junio, en la Comisaría de Familia de Teusaquillo, se firmó de manera simbólica el Decálogo por la Dignidad y el Bienestar, un conjunto de principios que promueve relaciones respetuosas y empáticas hacia quienes tienen más de 60 años.
La iniciativa, liderada por la Secretaría Distrital de Integración Social, busca visibilizar el valor de las personas mayores, fomentar su autonomía y recordar que envejecer debe ser sinónimo de respeto, no de olvido. “Esta es una invitación a cuidarnos entre todos. A reconocer que una vejez con derechos no es un favor, es una obligación de toda la sociedad”, expresó María Cristina Tobón, subdirectora para la Vejez.
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Durante la semana, se han desarrollado más de 70 actividades con personas mayores, con el fin de romper estereotipos negativos y cambiar imaginarios dañinos. Bajo el lema “Cuidemos a las personas mayores porque todos vamos pa’ allá”, se insiste en que la empatía y el buen trato no deben ser esporádicos, sino parte del día a día. Esta campaña recuerda que nadie debería envejecer en soledad o abandono.
La Secretaría impulsa dos ejes clave dentro de la Política Pública para el Envejecimiento y la Vejez: Vivir sin humillaciones en la vejez, que combate la violencia en todas sus formas, y Envejecer juntas y juntos, que fortalece la participación, el vínculo comunitario y el rol activo de las personas mayores. Ambos enfoques buscan garantizar que esta etapa de la vida se viva con plenitud, no con miedo ni exclusión.
Además, se hizo un llamado claro sobre las consecuencias legales del abandono: según la Ley 1850 de 2017, este acto es un delito y puede acarrear penas de hasta ocho años de cárcel. Por ello, se promueven canales como la línea ‘Una llamada de Vida’ (601-3808400) y las subdirecciones locales de Integración Social, para reportar cualquier tipo de maltrato o negligencia.
Crear entornos de cuidado no requiere grandes gestos, sino atención, escucha y presencia. La protección de las personas mayores no es solo tarea del Estado: es un deber compartido por familias, comunidades y todos los ciudadanos. Porque el respeto por la vejez no es solo un acto de justicia, también es una forma de honrar nuestro propio futuro.
