La selección Colombia femenina vive un momento de impulso continental. Con tres subcampeonatos en la Copa América Femenina (2010, 2014 y 2022) y un historial de triunfos en Juegos Bolivarianos y Panamericanos, las “Cafeteras” aspiran a ir por el título en la edición de 2025. Más allá de las medallas, su crecimiento habla de un proyecto sólido y de una afición que crece sin pausa.

En 2010, Colombia logró su primer subcampeonato en Ecuador, quedando únicamente detrás de la imparable Brasil en el cuadrangular final. Cuatro años después, repitió camino contra viento y marea, volviendo a alcanzar el segundo lugar. El tercer subcampeonato llegó en casa en 2022, un resultado que marcó el momento más alto de la selección hasta ahora.
Más allá de los podios, los logros también han llegado en otras competencias. Colombia se colgó el oro en los Juegos Bolivarianos de 2009, y el título en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde brilló Catalina Usme en la final por penaltis. Este pasado reciente ha encendido la ilusión de que, por primera vez, la Copa América no será un sueño lejano.
La Madurez de la Selección Colombia Femenina y su Camino a la Copa
El equipo también ha dejado huella en el mundo. En 2023 alcanzó los cuartos de final del Mundial, hito inédito en su historia. En paralelo, el ránking FIFA las coloca dentro del top 20, ubicadas entre las mejores 18 del planeta tras mayo–junio de 2025. Un hecho que refleja madurez internacional y confirma que están listas para brillar en el torneo de julio.
Para la edición 2025, el grupo B será un desafío: se medirán contra Venezuela, Paraguay, Bolivia y la poderosa Brasil, vigente campeona. La misión es clara: superar los tres subcampeonatos anteriores y, por fin, levantar la copa. La ilusión está en el aire, y la experiencia acumulada da la oportunidad de soñar con lo inédito.
El entrenador Ângelo Marsiglia, al mando desde octubre de 2023, confía en un mix de jugadoras jóvenes como Linda Caicedo y veteranas como Catalina Usme, símbolo de goles y liderazgo. Su modelo busca equilibrio técnico y emocional, pieza clave en torneos cortos donde cada partido cuenta. Mientras la Copa América se acerca, Colombia reafirma que su historia va más allá de finales y medallas. Es un relato de superación, de unión, de romper barreras de género en el deporte. Ahora, el gran reto: convertir los subcampeonatos en una conquista histórica.