Su anhelo es construir un elemento tecnológico conocido comúnmente como atrapaniebla, que permita la captación de agua a través de las nubes. Su objetivo es que funcione con una malla polisombra de unos 5 metros que logre atrapar directamente de las nubes gotas de agua, las condense y por goteo vayan quedando en una canaleta, que se dirija a un recipiente
Los pioneros de esta tecnología fueron países como Egipto, Perú y Chile; en Colombia es más reciente y se usa para proveer agua de consumo o para actividades de riego.
Desde el 2018 el colegio ha venido trabajando en el proyecto y lo ha construido dos veces, pero hoy este equipo de competidores está trabajando un nuevo prototipo que llevé a reconstruir la idea inicial, con un diseño más amigable con el medio ambiente, que se sostenga en el tiempo y sirva de ejemplo para las comunidades de Usme y otros lugares de la ciudad.
“Esto ha sido algo nuevo en mi vida, me he divertido mucho y he aprendido especialmente sobre cómo trabajar en equipo. Mi principal aporte ha sido la construcción del prototipo digital del cual tenemos dos opciones y estamos estudiando cuál tiene mayor efectivad”, cuenta con mucha emoción Joan Morales, de 10º, el capitán de este equipo. Para él, esta experiencia, además de fascinante, le ha mostrado sus capacidades en la computación, y aunque no se ha decidido, se ve en 10 años como programador en una empresa o siendo psicólogo.
La iniciativa de estos jóvenes nació en la búsqueda de aprovechar las condiciones atmosféricas que se presentan en Usme, donde se ubica el colegio. Allí hay heladas entre las 3 y las 5 a.m., lo que causa que la temperatura sea muy baja y se logre esa condensación de agua, una gran oportunidad para consolidar la construcción de un atrapaniebla.
Son cuatro mujeres y tres hombres de grados 10º y 11º que hoy están entre 50 finalistas de casi 700 que fueron desafiados en una competencia que los enfrenta a los retos del siglo XXI con su proyecto ‘Yu’uu câpt’kiâ’.
En esta plataforma olímpica, ellas y ellos aprenden, crean, experimentan y sueñan con transformar su ciudad a través de 5 escenarios: cambio climático, agua y territorio, movilidad sostenible, producción sostenible y salud y cuidado.
Llegar allí no ha sido nada fácil, pero si muy retador y un lugar para descubrirse y, en algunos casos, ha sido definitivo para proyectar sus futuros profesionales. En esa tarea han contado con el acompañamiento de su entrenadora Zolangie González Molina, su profe de Ciencia, Tecnología, Sociedad y Ambiente en el colegio.
El proyecto fue bautizado en lengua Nasa y traduce al español “captando agua de las nubes” y surgió en la búsqueda de encontrar conexión con las comunidades que habitan este territorio en Usme, que en un gran porcentaje son de este pueblo indígena. “Sabemos que a nivel mundial tenemos un 3 % de agua potable; esta situación la aterrizamos en nuestra localidad, que tiene comunidades ubicadas en zonas de invasión y no tienen acceso al recurso hídrico”, explicó Zolangie.
“Queremos construir ese elemento tecnológico para abastecer de agua la huerta escolar y que las familias que viven en zonas alejadas o que no tienen acceso también puedan construir los propios y obtener agua directamente de las nubes”.
Laura Fandiño, integrante del equipo y estudiante de 10º, exaltó la experiencia del proceso en los campamentos de alto rendimiento realizados en Maloka. “Conocí cosas a las que no les había dado importancia como la necesidad de la protección de los recursos hídricos, sobre todo la protección del agua. Me ha servido para reconocer que nuestro proyecto tiene mucha importancia y por eso cada cosa la estamos haciendo con cuidado para que salga perfecta”.
Para este ejercicio pedagógico ha sido indispensable el trabajo de campo por parte de las y los estudiantes, quienes han podido identificar aspectos como la temperatura, la velocidad del viento, la captación de gotas de agua y otras posibilidades socioambientales para pensar en un territorio sostenible, como la producción de abono orgánico y el autoabastecimiento a través de huertas para garantizar su sostenibilidad alimentaria. En palabras de la profe esto es mostrar “cómo, desde la escuela, estamos respondiendo a las necesidades que está presentado el planeta y nuestro entorno”.
Además, cuenta que dentro de las competencias de las áreas STEM, en los estudiantes se promueven principalmente habilidades asociadas a la resolución de conflictos que puedan generar soluciones efectivas a las problemáticas sociales y locales del entorno. Para este caso, por ejemplo, “los estudiantes hacen los cálculos de cuántos centímetros cúbicos de agua se pueden generar de acuerdo con las dimensiones proyectadas para este sistema”.
Para Yimmy lo más chévere de estar participando de las olimpiadas ha sido el trabajo en equipo. “Por ejemplo, yo me encargó de hacer los cálculos matemáticos, tanto de los materiales para construirlo como la posible cantidad de agua que se puede atrapar”. Sin dudarlo un momento explica que esta experiencia ha sido definitiva para su deseo de estudiar matemáticas.
Otras competencias que se desarrollan con este concurso son las socioemocionales porque los llevan a ser empáticos con lo que pasa, no solo en el aula de clase, sino en sus hogares, su comunidad y su ciudad. “En el caso nuestro es decidir cómo me uno como equipo y doy respuesta a esas necesidades”, explicó la maestra.
El equipo de ‘Yu’uu câpt’kiâ’ ha participado de cuatro retos en estas Olimpiadas que son promovidas por la secretaría de Educación en alianza con la Universidad Minuto de Dios: definir el problema, darle nombre y crear un logo proyecto; entender y analizar la problemática del entorno; crear estrategias ganadoras y crear una estrategia final ganadora mediante un prototipo que demuestre cómo esa idea ganadora resuelve el problema.
La maestra cuenta que el esfuerzo ha sido grande para sus estudiantes. Con todo el orgullo afirma que ellos son los que han tenido la iniciativa y el entusiasmo para mostrar lo que son capaces de llegar a hacer. “Hoy están en la capacidad de hacer investigación científica de una manera más organizada, hacer una matriz DOFA, un cronograma de trabajo, un presupuesto y una financiación, entre otras cosas más”.
En ese proceso lograron una alianza con la Universidad Católica, con la que consiguieron una donación de palos de guadua que son los que ayudarán a soportar la malla. También evaluaron el tipo de materiales más resistentes y sustentables. Para la docente, lo más importante es el fortalecimiento de sus habilidades blandas. “A pesar de su timidez, han logrado con su voz y expresión dar a conocer todo lo que saben, lo que nos va a permitir lograr llegar lejos, incluso futuras alianzas”.
Luego del camino recorrido en esta competencia, con seguridad ‘Yu’uu câpt’kiâ’ va tener cambios y de eso se trata, que al final se logre un sistema mejorado que se consolide como un servicio para una comunidad que lo necesita.
Para la final de estas Olimpiadas STEM, planeadas para el 2 de noviembre, este equipo tiene previsto presentar su prototipo bajo una estrategia conocida en el mundo comercial como ‘pitch’, con la cual los participantes de este equipo sueñan ganar utilizado estrategias del marketing para que los evaluadores del concurso le puedan apostar a este proyecto.
El objetivo es “convérselos que ‘Yu’uu câpt’kiâ’ es totalmente viable, no solamente para la comunidad educativa o la localidad, sino que es aplicable en cualquier lugar del mundo”, dijo la maestra.
