El presidente Gustavo Petro, durante una parada militar y policial celebrada este sábado en el Aeropuerto Enrique Olaya Herrera, delineó el papel fundamental que la Fuerza Pública debe desempeñar en la consolidación de la paz urbana en Medellín y el Valle de Aburrá. En un mensaje contundente, el mandatario destacó la estrategia de paz urbana que el Gobierno nacional impulsa en la región, un esfuerzo que busca transformar realidades históricamente marcadas por la violencia y el narcotráfico.

Petro se refirió a las «conversaciones difíciles» que su administración ha iniciado con diversas figuras ligadas a la criminalidad en la región. “Aquí en Antioquia y especialmente en el Valle de Aburrá hemos iniciado unas conversaciones difíciles. Hemos ido a la cárcel de Itagüí, como gobierno. Allí hemos hablado con diversos personajes que fueron de la violencia y aún mantienen mandos, contactos, estructuras armadas en muchos barrios empobrecidos de la ciudad de Medellín”, precisó el jefe de Estado, revelando el alcance de los diálogos que se adelantan.
El presidente rememoró el oscuro pasado de criminalidad en la región, señalando que “todo ese conjunto de criminalidad del inmediato pasado se construyó alrededor de la insurgencia del narcotráfico”. Un capítulo que, según Petro, “dejó en el inmediato pasado una estela de sangre tan grande que yo diría que en Antioquia se cometió un genocidio, con móviles políticos, con móviles económicos, con móviles criminales, a veces todos juntos”. Esta cruda descripción subraya la magnitud de la violencia que ha azotado el departamento, convirtiéndolo en una de las regiones con mayor número de víctimas en el país.
La Paz Urbana: Un Camino para Reducir la Violencia
En medio de este contexto histórico, el presidente Petro resaltó un cambio esperanzador que ha comenzado a gestarse. Atribuyó esta transformación a la «semilla de paz urbana» que se está plantando, la cual ya empieza a mostrar resultados tangibles. Uno de los logros más notables, y que, según el mandatario, debe enorgullecer a Medellín, Antioquia y toda Colombia, es la inminente reducción de la tasa de homicidios en la capital antioqueña a menos de 10 por cada 100 mil habitantes. Este hito, de acuerdo con los parámetros internacionales, significaría que Medellín saldría del escalafón de ciudades violentas, un símbolo de resiliencia y esperanza.
El presidente enfatizó que estos esfuerzos en pro de la paz urbana demandan una apuesta integral que involucre a la ciudadanía, el gobierno, la justicia, la Fuerza Pública y las instituciones en general. En este sentido, Petro reveló que ha solicitado a la Fiscalía General de la Nación su plena integración en este proceso, ya que, según él, a esta entidad “le corresponde a ella, más que al Gobierno, definir el inmediato futuro”.
Sin embargo, el presidente aclaró que más allá del ámbito judicial, “salen una serie de tareas sociales que involucran indudablemente al Gobierno y a su Fuerza Pública”. La tarea primordial, a su juicio, es el cuidado de la juventud y la niñez en las comunas populares no solo de Medellín, sino de todo el Valle de Aburrá y Antioquia. Este «cuidado» implica el despliegue de políticas públicas del ICBF y otras entidades civiles, pero también requiere la participación activa de la Fuerza Pública.
Un Estado del Cuidado y la Importancia de la Inteligencia
Petro destacó la existencia de «fronteras invisibles» y «culturas urbanas desconocidas, ocultas» en estas comunas, producto de largos años de conflictos. Resaltó la importancia de comprender y respetar estas realidades, al tiempo que se reconoce y apoya los intentos genuinos de la comunidad y la juventud por luchar por la paz y una vida mejor. Para el jefe de Estado, “la niñez y la vida, por definición, tienen que ser la primera línea de la vida en Colombia y no instrumentos de la muerte”.
El presidente anunció una inversión de “más energía y dinero público” para construir lo que denominó una “especie de Estado del cuidado en las comunas populares de la niñez y la juventud”. En este ambicioso proyecto, la coordinación entre instituciones civiles y la Fuerza Pública se vuelve crucial. Hizo un llamado especial a la acción de las mujeres dentro de la Fuerza Pública, considerándola fundamental para “saber qué hay detrás de la mente de esa juventud del barrio, de sus anhelos, de sus ilusiones, y ver cómo un Estado puede ayudar a que esas ilusiones se vuelvan realidad”.
La visión de Petro para blindar a Medellín de la violencia internacionalizada
La presencia armada y, de manera crucial, la inteligencia coordinada de la Fuerza Pública, son, según Petro, elementos esenciales en este proceso. “Entre más jóvenes quieran la paz, menos posibilidades tiene una nueva violencia de colonizar la ciudad de Medellín”, afirmó. Sin embargo, alertó sobre los márgenes de probabilidad que exigen estar preparados para nuevas violencias, ahora “internacionalizadas” y que aprovechan el “cosmopolitismo” surgido en la vida turística y nocturna de la ciudad.
Finalmente, el presidente Petro enfatizó un principio inquebrantable: “jamás la niñez y la juventud deben ser utilizadas por la violencia, gobiernen derechas, izquierdas o cosas nuevas, porque aparecen”. Concluyó que la Fuerza Pública debe incorporar en su conciencia y planes de trabajo la defensa de la vida y la paz de la niñez y la juventud, pues esto se traducirá en la defensa de la vida y la paz de toda la población antioqueña y del Valle de Aburrá. Este mensaje refuerza el compromiso del gobierno con una paz sostenible, construida desde los cimientos de la sociedad y con la protección de las nuevas generaciones como bandera.