El microtráfico se convirtió en un problema para algunos barrios de la localidad de Suba. Según Diana Diago, concejal de Bogotá, las UPZs que se han visto más afectadas por este delito son UPZ 28 Rincón, UPZ 27 Suba Centro y UPZ 71 Tibabuyes.
“Los padres de familia de estas UPZs están desesperados al ver cómo a sus hijos, los jíbaros los están envenenando. Los traficantes de droga comercializan sin problema a escasas cuadras de las instituciones educativas y barrios populares, esto no es un secreto para nadie. ¿Será que un niño de 10, o tal vez un adolescente de 14 años, sabe lo que está consumiendo, entenderá al mundo que se mete al probar este tipo de sustancias?” advirtió la concejal Diana Diago en el Concejo de Bogotá.
En Suba, barrios como Villa María, Lisboa, Santa Cecilia, Berlín, Tibabuyes Universal, Bilbao, La Gaitana, Toscana, Santa Cecilia, Villa Cindy, Caminos de Esperanza, San Carlos de Tibabuyes, Rincón de Suba y Santa Rita en donde habitantes de estos sectores han denunciado su preocupación por el tráfico de estupefacientes que sucede en ese lugar.
La amenaza es latente. Estas organizaciones operan principalmente en los entornos escolares, en parques, en la zona de manejo ambiental del río Bogotá y sectores comerciales es allí, donde las autoridades, y las entidades han enfocado su trabajo, para evitar que los jóvenes se dejen seducir por estas bandas del microtráfico que se hacen llamar “Los paisas”.
Según la concejal Diago, la delincuencia ha tenido un repunte en estos últimos meses. «Estamos a merced de los delincuentes, lo hurtos y atracos son cada día más seguidos y por más que uno se queje con la Alcaldía local, no hay respuesta ni dicen nada», aseguró.
Patricia Trujillo residente de Suba, denunció que el microtráfico también es un problema que se agudizó en nuestra localidad y que la juventud está en riesgo.
El problema de las “ollas”
Microtráfico y narcomenudeo son dos fenómenos que cada día crecen en la localidad de Suba en barrios populares en las llamadas “ollas” de consumo y expendio.
En la actualidad, estos mecanismos de distribución incluyen puntos fijos y móviles que varían según los contextos sociales, económicos y culturales alrededor del consumo.
La participación de la comunidad es decisiva para construir un tejido social capaz de responder a la ilegalidad, y debe ser concertada con los gobiernos de modo que las políticas se inspiren en las realidades de cada UPZ.
