La maestra de Engativá que lleva la educación ambiental un paso más allá

El sueño de Alba: un sistema de indicadores de educación ambiental que sea política pública y transforme realidades. “Camino todos los días hacia eso. Disfruto ser educadora”, dice.

“Como sociedad, cada vez estamos más preocupados por el medio ambiente, pero cada vez realizamos menos acciones proambientales. Sin embargo, desde los colegios estamos buscando cambios que se puedan mantener en el tiempo, replicar y medir”. Son las palabras de Alba Nubia Muñoz Montillla, una maestra del colegio Jorge Gaitán Cortés, de Engativá, apasionada por su profesión y entregada al cuidado de los recursos naturales.

Esta mujer es docente de la educación oficial de Bogotá desde hace 20 años, pero, de acuerdo con lo que expresa, su interés por la educación ambiental inició cuando era una niña. “Tuve excelentes profesores de biología”, asiente.  Ellos fueron sus primeros mentores, quienes quizás labraron el inicio de una carrera brillante.

Es licenciada en Biología, magíster en Gestión Ambiental y doctora en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, un posgrado que cursó con el respaldo del Fondo de Formación Posgradual de la Secretaría de Educación del Distrito.

Alba enseña biología a los estudiantes de bachillerato en la jornada de la mañana del Jorge Gaitán Cortés y es una de las docentes comprometidas con el Proyecto Ambiental Escolar (Prae) de esa institución educativa distrital: una iniciativa que apunta a generar cambios de comportamiento en los jóvenes que los motiven y acerquen de forma grata a su entorno.

“La mejor manera de hacerlo es mostrándoles el impacto de las acciones y dando ejemplo, porque los comportamientos proambientales se aprenden y se convierten en prácticas sociales y culturales”, precisa la maestra.

En este colegio del barrio La Española hay un manejo responsable de residuos; a los niños les gusta movilizarse en bicicleta; ahorran energía eléctrica y agua, y se adelantan jornadas de reciclaje con el apoyo de las familias. Estos son, más que ejercicios académicos, hábitos que los niños comparten en la escuela, en sus hogares y en cada espacio en el que tengan oportunidad.

“Hace cuatro años hicimos una alianza con la Asociación de Recicladores de Engativá. Gracias a esto hacemos jornadas de ‘reciclatón’ y desarrollamos espacios de conversación en los que los recicladores comparten, con los jóvenes y sus familias, su experiencia como recuperadores de residuos. De esta manera, los estudiantes traen el material aprovechable y complementan lo aprendido en el aula”, continúa esta madre de dos hijas y esposa de un docente de Química.

Así mismo, en asocio con la Secretaría Distrital de Hábitat, los estudiantes pueden prestar a partir de este año un servicio social ambiental en el que se desarrollan actividades de formación y procesos de mejoramiento ambiental dentro del colegio

By Wilson Castiblanco

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