“La paz hoy afecta, en mi opinión, de manera positiva, una nueva manera de entender la lucha contra las drogas”, dijo el Presidente de la República, Gustavo Petro, al término de su encuentro de este lunes, en la Casa de Nariño, con el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, quien realiza una visita al país acompañado por una delegación de alto nivel de la Casa Blanca.
En una declaración y rueda de prensa conjuntas, el Jefe de Estado indicó que uno de los temas tratados en la reunión es el del reto del narcotráfico, “que se ha vuelto tradicional en la agenda binacional”, pero que esta vez se trató desde otra óptica.
“Una óptica que yo llamaría más flexible, que tiene que ver con una visión más integral del problema del consumo y la producción de drogas en este continente, y articulado a un esfuerzo, ahora –que tuvo su colaboración también con el Gobierno de los Estados Unidos en la época de Obama–, que es el proceso de paz”, dijo.
Al respecto, el Mandatario precisó que esta nueva óptica de la lucha contra el narcotráfico, compartida por Colombia y Estados Unidos, tiene que ver con el punto 1 del Acuerdo de Paz, sobre reforma agraria, y el punto 4, relacionado con descriminalización de los campesinos cultivadores de hoja de coca, interdicción aérea e inteligencia para enfrentar a los verdaderos dueños del negocio.
Reforma agraria
Sobre el punto 1 del Acuerdo, explicó que habla de una reforma agraria, de alrededor de 3 millones de hectáreas de tierras fértiles para los campesinos y las campesinas; que habla de una titulación de 7 millones de hectáreas adicionales para actuales poseedores de la tierra y que, si se desarrollasen productivamente, en manos de los nuevos tenedores de tierra que esperamos tener, sería una barrera indudable contra la producción de drogas en el país”.
“¿Por qué Colombia es narcotraficante? Porque no produce. ¿Cómo puede dejar de serlo? Produciendo en la agricultura y en la industria”, sostuvo.
Calculó que comprar 3 millones de hectáreas fértiles y entregarlas al campesinado de Colombia, a mucho menor precio, vale entre 7 mil millones y 14 mil millones de dólares, que es “menos de lo que ha costado todo el plan durante este tiempo de lucha contra el narcotráfico en el país, sin mucho éxito”, con lo cual “podríamos hacer una reforma agraria” y “comenzar un proceso de industrialización”.
Descriminalización del campesino cultivador de coca
En relación con el punto 4 del Acuerdo de Paz, indicó que tiene que ver con dejar de ver como criminales a los campesinos productores de hoja de coca, en su mayoría ubicados en las selvas, a quienes se busca apoyar con programas –por ejemplo– de bioeconomía, al tiempo que se avanza en el propósito de salvar la selva, todo lo cual es un reto en materia de financiamiento.
Sobre este tema, el Jefe de Estado indicó: “Aquí nosotros vamos a iniciar, ya quedó fondeado parcialmente, el programa de sustitución de cultivos ilícitos, tal como lo diseñó el Presidente Santos. Solo que vamos a agregar, y este ha sido un tema de conversación, incluso con muchos gobiernos y con los Estados Unidos, el que, al estar ubicados en territorio selvático, uno de los principales factores que podríamos usar para no producir hoja de coca allí es salvar la selva”.
En este asunto, consideró como importante avanzar en la creación de un fondo multilateral que permita no solo financiar la conservación del Amazonas, uno de los grandes pilares de la vida en el planeta Tierra, sino también convertir al campesinado y a grupos violentos que operan allí en una “fuerza positiva de revitalización de la selva amazónica”.
Erradicación de cultivos industriales, interdicción e inteligencia contra los verdaderos dueños del negocio
De otro lado, el Mandatario subrayó que su Gobierno avanzará en la erradicación forzosa de grandes cultivos industriales de coca, que no son de los campesinos.
“Esos cultivos industriales deben ser erradicados”, sostuvo.
Así mismo, anunció que uno de los cambios sustanciales de su Gobierno se relaciona con la política para enfrentar a los verdaderos dueños del negocio del narcotráfico, con base en interdicción e inteligencia.
En este sentido, el Jefe de Estado resaltó: “Para esto necesitamos dos grandes instrumentos, vuelvo a repetirlo, y es un tema de conversación con los Estados Unidos. Uno, el incremento de la capacidad de interdicción, fundamentalmente marítima, complementariamente aérea, del país, es decir, detener la droga guardada cuando sale”.
“Y dos, aumentar la capacidad de inteligencia para capturar a los dueños del narcotráfico en el país, que habitan en Bogotá, en Medellín, en Cali, en Miami, posiblemente en Nueva York y en Madrid, a lo mejor, y que no están precisamente en la selva amazónica, ni al lado del campesino, ni reciben una sola gota de glifosato sobre sus cabezas”, concluyó el Presidente de la República.