La inconformidad entre los residentes de Suba sigue creciendo por la atención que reciben en la Casa de Justicia de la localidad. Según múltiples denuncias, las funcionarias encargadas de atender al público estarían más enfocadas en sus celulares que en brindar apoyo a los ciudadanos.
“Uno llega con un problema serio, buscando orientación, y lo que encuentra es gente chateando o viendo videos”, cuenta don Raúl, quien acudió recientemente a pedir ayuda en un trámite legal. Asegura que esperó casi una hora para ser atendido, mientras veía cómo las funcionarias conversaban entre ellas o estaban con el celular en la mano.
No es un caso aislado. Varios ciudadanos han compartido experiencias similares a través de redes sociales y en grupos comunitarios. Las quejas apuntan a la falta de empatía, lentitud en la atención y poco compromiso con las personas que, en muchos casos, llegan angustiadas a buscar soluciones.
“Pareciera que nos están haciendo un favor, cuando en realidad es su trabajo. Da rabia, porque uno va con toda la disposición y se encuentra con esa actitud”, comentó María Fernanda, una madre cabeza de hogar que necesitaba asesoría legal y terminó yéndose sin respuestas claras.
Los residentes piden una revisión urgente de los protocolos de atención y mayor control sobre el personal que labora en la Casa de Justicia. “No estamos pidiendo milagros, solo respeto, compromiso y que hagan su trabajo con seriedad”, dicen con firmeza quienes se sienten ignorados.
Por ahora, la comunidad espera que las autoridades locales tomen cartas en el asunto y que estas quejas no queden, como muchas veces pasa, en simples comentarios que se lleva el viento. En una institución que debería garantizar el acceso a la justicia, la atención digna no debería ser una excepción, sino la regla.
