El mundo de las letras despide a uno de sus más grandes referentes: Mario Vargas Llosa falleció a los 89 años en su natal Perú, según confirmaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana en un comunicado oficial. “No tendrá lugar ninguna ceremonia pública”, anunciaron, dejando claro que la despedida del Nobel de Literatura será íntima, tal como fue su deseo.
Autor de obras emblemáticas como Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros y La fiesta del chivo, Vargas Llosa fue el último sobreviviente del histórico ‘Boom’ latinoamericano. Su legado no solo marcó la literatura en español, también fue un protagonista del pensamiento y la política del siglo XX y XXI. Su vida y obra se tejieron con intensidad y compromiso.
En el comunicado, sus hijos expresaron que su partida “entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores”, pero también invitaron a encontrar consuelo en una existencia “larga, múltiple y fructífera”. Como dispuso el propio escritor, sus restos serán incinerados y no habrá velorios públicos. El escritor vivía retirado en Lima desde 2023, tras varios años entre Madrid y París.
Más allá de su obra literaria, Vargas Llosa tuvo una vida pública vibrante. En 1990, fue candidato presidencial en Perú, llegando a la segunda vuelta, donde perdió contra Alberto Fujimori. Veinte años más tarde, recibiría el Premio Nobel de Literatura en Suecia, mientras Fujimori cumplía condena en prisión. Fue también miembro de la Academia Francesa desde 2023, el primer autor de habla hispana en lograrlo.
En sus últimos meses, la salud del autor se volvió tema de especulación. Aunque su familia intentó mantener la privacidad, compartieron algunas imágenes recientes donde se lo vio visitando lugares clave de Lima, escenarios de sus últimas novelas. En una entrevista de 2021, reflexionó con humor sobre la muerte: “Ser inmortal me parecería aburridísimo… Es preferible morirse. Lo más tarde posible, pero morirse”.
Con Vargas Llosa se cierra un capítulo fundamental de la literatura en español. Fue amigo —y luego rival— de Gabriel García Márquez, discípulo de Flaubert y voz crítica de su tiempo. Su obra, que sobrevivirá a cualquier frontera política o ideológica, seguirá siendo leída, discutida y admirada. La literatura pierde un titán; los lectores, a un guía apasionado de la palabra.
