En Bogotá, la violencia psicológica es la más frecuente entre las mujeres, y Suba es la localidad que encabeza esta preocupante lista. Según datos del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG), el 73% de las mujeres en la ciudad ha sido víctima de este tipo de agresión, que muchas veces pasa inadvertida, pero que deja profundas heridas emocionales.
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Esta forma de violencia no siempre se ve, pero sí se siente. En Suba, 1.155 mujeres han buscado atención por situaciones que incluyen manipulación, humillaciones constantes, amenazas, aislamiento, y comentarios que invalidan su sentir. Se trata de una violencia que no deja marcas físicas, pero que mina la autoestima, la autonomía y la salud mental de quienes la padecen.
La violencia psicológica suele ejercerse por personas cercanas: exparejas (28%), parejas actuales (20%), e incluso dentro del entorno familiar. La mayoría de las veces, este tipo de violencia es una antesala a agresiones físicas y sexuales, por eso, identificarla y actuar a tiempo puede prevenir tragedias. La normalización de estos comportamientos hace que muchas mujeres no se den cuenta de que están siendo violentadas.
Durante lo corrido de 2025, la Secretaría de la Mujer ha atendido más de 9.600 casos por violencia psicológica, y Suba, junto a Ciudad Bolívar y Kennedy, concentra el mayor número de estos reportes. Esta realidad prende las alarmas y exige atención inmediata por parte de las autoridades y de la comunidad en general.
La violencia psicológica también aísla a las víctimas, impide que puedan acudir a redes de apoyo o pedir ayuda. En Suba, muchas mujeres siguen callando por miedo, vergüenza o porque creen que lo que viven “no es tan grave”. Pero lo es. Y como comunidad, debemos empezar por escuchar, creer y acompañar.
Desde esta localidad hacemos un llamado urgente: Suba no puede seguir liderando estas cifras. Necesitamos más campañas de prevención, atención oportuna y espacios seguros donde las mujeres puedan romper el silencio. Porque la violencia psicológica existe, y reconocerla es el primer paso para erradicarla.
