En Kennedy, los peatones ya no solo deben cuidarse del tráfico, sino también de lo que hay en el andén. El robo de canecas de basura y señales de tránsito se ha vuelto frecuente, pero lo más grave es lo que queda: bases de hierro rotas que se han convertido en trampas peligrosas. Así lo vivió Alicia, una vecina de 50 años, quien cayó sobre uno de estos tubos y terminó con graves heridas en la pierna.
El accidente ocurrió hace un mes en la avenida Las Américas, entre la Boyacá y la carrera 68B bis, mientras Alicia caminaba con su grupo religioso. Un tropiezo con una compañera la llevó directo a una de esas estructuras oxidadas. Las esquirlas del tubo le atravesaron la piel desde la rodilla hasta el tobillo, dejándola con una lesión que aún no sana y que, por la falta de atención oportuna, ha tenido complicaciones.
“Llevo casi 20 días así y nadie responde”, le dijo Alicia a la concejal Diana Diago. “Me corté con la base de la caneca robada. No puedo caminar bien y el trabajo se me ha complicado”. Hoy, Alicia depende de familiares para ir a citas médicas y ha tenido que contratar ayuda para cumplir con sus responsabilidades laborales. Todo, por una caída que pudo evitarse con un mantenimiento adecuado del espacio público.
En solo 500 metros del barrio Hipotecho, ya se han robado 15 canecas, 3 señales de tránsito y varias tapas de alcantarillado. Los vecinos señalan que habitantes de calle serían los responsables, ya que operan de noche y sin ningún control. “Se han venido desde el canal del río Fucha, por las obras de la 68, y ahora están por todo el barrio”, cuenta una residente.
Además del riesgo evidente para los peatones, la ausencia de estos elementos urbanos deja las calles más sucias y desordenadas. La concejal Diago criticó duramente a la administración de Carlos Fernando Galán y a la UAESP por no prevenir este tipo de incidentes. “Estos tubos se están vendiendo a chatarrerías por unos pocos pesos, mientras reponerlos cuesta millones”, señaló.
Diago también hizo un llamado a atacar de fondo las rentas ilegales que están detrás del robo de mobiliario público. Propuso, además, estrategias para controlar la compra de chatarra robada y pidió mayor vigilancia y mantenimiento en las zonas afectadas. “No puede ser que caminar por la calle se vuelva un acto de riesgo”, concluyó.
