Habitantes del barrio Villa María, en la localidad de Suba, están alzando la voz ante una preocupante situación de salubridad. Según denuncian, una plaga de roedores está afectando su calidad de vida debido a la acumulación de basuras en predios abandonados que pertenecen al trazado de la futura Avenida Longitudinal de Occidente (ALO). La situación ya está impactando no solo a viviendas, sino también a negocios del sector.
Los vecinos aseguran que estos terrenos llevan años baldíos, completamente desatendidos, y se han convertido en verdaderos botaderos de basura a cielo abierto. «La gente viene y arroja escombros, muebles viejos, bolsas de basura… ya ni se distingue el potrero», comenta un residente. Esto ha provocado la aparición constante de ratas y ratones, generando una sensación de abandono total por parte de las autoridades.
Los comerciantes del sector también se han visto afectados. Algunos han tenido que tomar medidas extremas como sellar puertas y colocar trampas, mientras que otros ya reportan pérdidas por productos contaminados. “Uno no puede ni dejar la puerta abierta porque se meten los animales, es una cosa espantosa”, aseguró una vendedora de abarrotes del barrio.
A pesar de que los vecinos han hecho llamados reiterados a las autoridades, la respuesta ha sido mínima o inexistente. Piden con urgencia la intervención del operador de aseo Área Limpia, para que se realice una jornada intensiva de limpieza y control de plagas. También exigen señalización y controles para evitar que la zona siga siendo usada como basurero clandestino.
Muchos residentes coinciden en que el problema no es nuevo, pero se ha agravado con el paso del tiempo. La falta de un manejo adecuado de estos predios, que deberían tener algún tipo de cerramiento o vigilancia, ha contribuido al deterioro del entorno. Para algunos, es inconcebible que un proyecto como la ALO tenga estos terrenos tan descuidados mientras las comunidades aledañas sufren las consecuencias.
La comunidad espera que esta denuncia tenga eco y que las entidades competentes actúen de forma rápida. “No estamos pidiendo lujo, solo que nos ayuden a vivir dignamente”, concluye una vecina. La esperanza es que, con la visibilización del problema, por fin llegue una solución concreta y se le devuelva la tranquilidad al barrio Villa María. ¿Quién responde por estos espacios olvidados?
