Este viernes, en el marco de la jornada «Viernes con la comunidad», visitamos el barrio Aures 2, en la localidad de Suba, donde conversamos con Luz Marina Ortíz, presidenta de la Junta de Acción Comunal. La líder comunitaria compartió con preocupación el drama que viven a diario por el consumo y la venta de drogas en la zona, especialmente cerca del parque y del salón comunal, puntos donde convergen niños, jóvenes y estudiantes de dos colegios del sector.
“Es muy triste ver cómo se están perdiendo nuestros jóvenes”, expresó Luz Marina. Según su testimonio, adolescentes entre los 14 y 16 años —incluso niñas— consumen sustancias psicoactivas a plena luz del día, mientras que jíbaros, muchos también menores de edad, se encargan de distribuir la droga. El olor a marihuana, cuenta, se siente a cualquier hora, y se ha vuelto una constante justo cuando los estudiantes salen a su descanso.
La líder también fue enfática en señalar la inacción de las autoridades. Aunque la comunidad ha identificado a varias personas que estarían involucradas en la venta de drogas —algunas mujeres conocidas por los mismos vecinos—, no ha habido capturas ni avances concretos. “La policía sabe quiénes son, pero no pasa nada”, lamentó Luz Marina, visiblemente afectada por la situación.
La inseguridad, sumada al problema de las drogas, tiene atemorizados a los habitantes. A pesar de contar con cámaras instaladas alrededor del salón comunal, el miedo a las represalias ha hecho que muchos prefieran callar. “Uno ya ni puede hablar, porque el que denuncia, pierde su tranquilidad”, afirmó. La comunidad se ve obligada a actuar con bajo perfil, sin poder alzar la voz con fuerza frente a lo que está pasando.
A esto se suma el aumento de robos. Hace menos de dos semanas, una mujer fue atracada a las seis de la mañana con cuchillo en mano. La víctima fue despojada de su celular justo frente al salón comunal. Casos como este hacen que los vecinos ya no se sientan seguros ni para caminar en la mañana. “Da miedo hasta salir de la casa”, dijo la presidenta de la JAC.
Desde este medio, seguiremos recorriendo los barrios de Suba, escuchando a la comunidad y visibilizando sus problemáticas. Como bien lo dijo Luz Marina, lo que hoy ocurre en Aures 2 es reflejo de una situación que golpea a toda la localidad y a Bogotá en general: la falta de oportunidades para los jóvenes, la presencia de redes de microtráfico, y una sensación de abandono que pone en riesgo a quienes luchan por mantener la esperanza.
