Una nueva ola de violencia sacudió a Colombia este 10 de junio, dejando en alerta a las autoridades y a miles de ciudadanos. En hechos que parecen coordinados, se registraron explosiones y amenazas con artefactos explosivos en los departamentos del Cauca y Valle del Cauca. La situación más crítica se vivió en El Bordo y Corinto, Cauca, donde dos carrobombas estallaron frente a instalaciones oficiales.
La primera detonación ocurrió frente a la Secretaría de Tránsito de El Bordo, generando daños en viviendas y locales cercanos. Horas más tarde, otra explosión se presentó en la estación de Policía de Corinto. Afortunadamente, según reportes preliminares, no se registraron heridos. Sin embargo, los destrozos materiales evidencian la potencia de los artefactos y el riesgo latente que enfrentan estas poblaciones.
El general Federico Mejía, comandante de la Tercera División del Ejército, confirmó que el ataque fue perpetrado con un vehículo cargado de explosivos, y señaló la presunta responsabilidad de las disidencias de las Farc, lideradas por ‘Iván Mordisco’. Esta facción tiene fuerte presencia en la región, especialmente a través del frente Dagoberto Ramos Ortiz y el frente 57, que operan con violencia contra las autoridades y la población civil.
En paralelo, el temor también se apoderó de los habitantes del Valle del Cauca con el hallazgo de seis cilindros bomba sobre la vía Cali–Palmira. Los artefactos, acompañados de mensajes intimidatorios firmados por las disidencias, obligaron a cerrar la carretera durante varias horas, afectando el tránsito de miles de personas, incluidos quienes se dirigían al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón.
La coronel Sandra Liliana Rodríguez, comandante de la Policía del Valle, confirmó que unidades antiexplosivos atendieron la emergencia. Aunque no se registraron detonaciones ni víctimas en este caso, el hecho causó pánico entre la población y puso de nuevo sobre la mesa la vulnerabilidad de las principales vías del país frente a ataques armados.
Las autoridades continúan en labores de inspección, vigilancia e investigación para dar con los responsables de estos hechos que reviven los peores temores de la época del conflicto armado. Mientras tanto, las comunidades afectadas tratan de recuperar la calma en medio de la incertidumbre y el miedo que dejaron los estruendos de una madrugada marcada por el terror.
