En un ambiente lleno de gratitud y solidaridad, la gestora social Lissette Reina lideró una emotiva jornada del programa “Tocancipá sin Hambre Trasciende” en el barrio Berlín de Suba, al occidente de Bogotá. Aunque este programa ha impactado durante dos años a municipios como Tocancipá, Cajicá y Chocontá, hoy se extendió hasta la capital como un gesto especial para honrar a las madres de la comunidad.
La idea surgió de forma espontánea y muy cercana. “Hace ocho días vine a visitar a mi abuelita y una vecina me preguntó cuándo traía ese programa tan bonito que tengo en Tocancipá. Ahí mismo llamé a Gustavo, un gran líder de aquí, y él dijo: ‘Listo, Lissette, tenemos las comunidades’”, contó Lissette con una sonrisa, recordando cómo nació esta jornada especial con motivo del Día de la Madre.
Hoy, gracias a esa gestión conjunta entre líderes comunitarios, se entregaron 1.020 raciones de comida a familias en situación de vulnerabilidad. La convocatoria se realizó a través de presidentes de juntas de acción comunal y líderes barriales que conocen de cerca las necesidades más urgentes de la gente. “Aquí no se trata solo de dar comida, se trata de acompañar, de sanar, de estar presentes”, enfatizó la gestora social.
Uno de los componentes más llamativos de la jornada fue la entrega de carne de cerdo de excelente calidad. Cada familia recibió 2 kilogramos de carne proveniente de una granja en San Martín, Meta, que trabaja con procesos orgánicos y sostenibles. “No es una carne de tercera ni de descarte. Es producto fresco, cuidado desde su origen, que viene viajando en termoquín desde hace dos días para llegar en perfecto estado”, explicó Lissette.
La emoción era evidente no solo en las palabras, sino también en el rostro de los asistentes. Muchas madres recibieron el alimento entre abrazos y sonrisas, agradeciendo la iniciativa. “Queremos que hoy, en su día, tengan algo rico para compartir con sus hijos. Que alguien les cocine, que se sientan celebradas y queridas”, dijo Lissette, mientras algunas mujeres ya pensaban en las recetas que harían con la carne recibida.
Finalmente, Lissette dejó claro que el trabajo no termina aquí. Aunque hoy volvió a Suba por su historia personal con este lugar, el programa continuará en otras localidades y municipios donde sea necesario. “Si Dios nos lleva a otra comunidad, allá estaremos. Lo importante es no olvidarnos de quienes más lo necesitan y seguir unidos en esta cadena de apoyo”, concluyó. Una jornada que fue mucho más que una entrega de alimentos: fue un acto de amor colectivo.
