Con una sonrisa de satisfacción y la motivación de seguir aprendiendo, 304 estudiantes celebraron su certificación en el marco del programa Escuela del Agua y el Cambio Climático, impulsado por la CAR Cundinamarca y la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Esta primera cohorte culminó con éxito los cursos iniciales del Diplomado en Gestión Integral del Agua y Cambio Climático, una apuesta por fortalecer la educación ambiental en el territorio.
Durante tres meses, los participantes —líderes comunitarios, profesionales y egresados— abordaron temas clave como la gestión del recurso hídrico y el riesgo asociado al cambio climático. Las sesiones fueron virtuales, interactivas y con material disponible en la plataforma AVATA. La calificación promedio fue de 4.69 sobre 5.0, un reflejo del compromiso de los estudiantes y la calidad del proceso educativo.
“Este programa no solo forma, sino que inspira. Queremos construir liderazgos que entiendan la importancia de cuidar nuestros recursos y actúen en consecuencia”, destacó Alfred Ballesteros, director de la CAR, al cierre del primer ciclo. La iniciativa busca empoderar a la ciudadanía desde la formación, para que el conocimiento se traduzca en acciones concretas en sus comunidades.
Ya se encuentra en marcha la siguiente etapa: el segundo diplomado comenzará en julio y las inscripciones estarán abiertas desde el 19 de mayo. Las personas seleccionadas podrán acceder a una formación homologable con créditos universitarios. El diplomado incluirá temas como formulación de proyectos sostenibles, tecnologías para el abastecimiento de agua y manejo de cuencas, siempre con un enfoque participativo y territorial.
Para Raúl Urrego, líder ambiental de Facatativá y miembro de la Defensa Civil, este proceso ha sido transformador: “Ahora entiendo mejor los retos hídricos de mi región y puedo proponer soluciones reales. Esta oportunidad me ha dado herramientas para soñar con una maestría y seguir trabajando por el ambiente”. Como él, muchos participantes sienten que su rol en la comunidad ha cobrado nuevo sentido.
Con iniciativas como esta, la CAR reafirma que la educación ambiental es una herramienta poderosa para el cambio. Al acercar la academia a los territorios, se construye una ciudadanía más consciente, capaz y comprometida con la sostenibilidad del agua y del planeta.
